Armstrong, Pantani, Contador, Schleck o Floyd Landis son ciclistas que tienen dos cosas en común: han ganado, al menos, un Tour de Francia y la Unión Ciclista Internacional los ha relacionado, en un grado u otro, con casos de dopaje.

Sin embargo, por ahora, la UCI no ha retirado ningún Tour o gran vuelta ciclista a ningún ciclista que ha corrido con el nuevo tipo de dopaje que se está empezando a ver cada vez más en las carreras: el dopaje tecnológico.

Conscientes de que cada vez son más exhaustivos los controles en busca de sustancias dopantes que aumenten el rendimiento de los ciclistas, algunos ingenieros están investigando y desarrollando nuevos métodos para dopar a la principal herramienta de los ciclistas.

En un reportaje publicado por la Agencia SINC, explicaban los distintos tipos de dopaje tecnológico que se estaban desarrollando en la actualidad y que, como en el caso de la ciclista belga Femke Van den Driessche ya había sido descubierto por la UCI.

El mecanismo más rudimentario, dentro de la sofisticación de este tipo de dopaje, es el del motor eléctrico debajo del sillín. La energía que genera este pequeño motor que toma su corriente de una pequeña batería debajo de la botella de agua aporta de 50 a 500 vatios.

Esta potencia extra la “enchufa”, directamente, en el pedalier del ciclista, por lo que este tendrá que hacer menos esfuerzo en la subida de una gran pendiente.

Imagen termográfica de una bici con un motor eléctrico

Otro sistema de dopaje tecnológico se puede encontrar en el buje, la pieza cilíndrica que sujeta a la rueda trasera y que sostiene el mecanismo de la cadena. En este caso, el pequeño motor que se instala es totalmente silencioso y puede aportar hasta 3000 vatios de energía extra.

Pero, lo último en dopaje tecnológico se asienta en las ruedas y en el electromagnetismo. “El neumático está equipado con electroimanes colocados por el perímetro de una llanta de carbono de perfil alto que, al girar, pasan por unas bobinas ocultas en los tirantes del cuadro” afirma el ingeniero Stéfano Varjas a SINC.

Esta pequeña carga eléctrica se acumula en una batería que, cuando es accionada a través de un botón por Bluetooth, hace que se produzca un pequeño impulso de unos 50 vatios, lo suficiente para generar ventaja.

Ante todas estas triquiñuelas, la UCI está desarrollando nuevos métodos de detección de bicis trucadas. Uno de ellos son las cámaras térmicas que pueden llevar algunos coches de los jueces en las carreras. Si hay un motor en funcionamiento desprenderá calor, lo que sería visible para estas cámaras.