Comienza 2017 y muchos habréis elegido apuntaros al gimnasio o retomarlo. Para los que no sepáis que os espera y para los que ya frecuentéis este tipo de instalaciones, hacemos un repaso de los tipos de individuos que nos podemos encontrar por allí. ¿Reconoces a alguno?

El primerizo: qué bonito es cuando empiezas a ir al gimnasio, tan motivado, con tus zapas nuevas de 90€ y eres tan inocente de pensar que vas a cumplir esos objetivos que te has propuesto. ¡JÁ! No te lo crees ni tú.

Si eres de estos, disfruta del comienzo porque lo más probable es que o bien no sigas la rutina que te has planteado o abandones directamente. Vamos a ser realistas.

El que grita: nada más entrar por el gimnasio ya se están oyendo sus gritos y te preguntas cómo es posible que esa persona levante tanto peso sin tirarse un pedo del esfuerzo. ¿O es que quizá grita para tapar el sonido del pedo?

Los petados: amigos, ya sabemos que estáis bien musculados. No hace falta que vayáis con camisetas minúsculas enseñando pechos o tan ajustada que se os empiecen a poner los brazos morados. El gimnasio es parte de su día a día y si no van se sentirán tan mal que harán el doble de ejercicio al día siguiente.

Camisetas de publicidad: Por favor, desde aquí suplico que hagamos un llamamiento y alcemos la voz: ¡No, no y no a las camisetas de publicidad! Señores, señoras, chicos y chicas, por vuestro bien y por el del resto del gimnasio, cuando hacemos deporte necesitamos ropa que transpire bien, que luego huele a chotuno.

Abuelita fitness: “Yo de mayor quiero ser como ella”, piensas. Aunque si tienes en cuenta que tú, con decenas de años menos, no haces ni un cuarto de lo que es capaz de hacer esta abuelita, más vale que te pongas manos a la obra y empieces a darle caña.

Fashion victim del gym: en este tipo de personas encontramos varios niveles. Aquellas que van perfectamente conjuntadas, a ser posible con un top y con el pelo suelto paseándose de aquí para allá por el gimnasio; y las que van conjuntadas, estrenando toda su ropa fosforita y sus zapatillas de running nuevas, pero cuando se suben a la cinta y caminan cinco minutos están echando el pulmón.

Culo 10: típica chica que solo va al gimnasio y vive para tener un culo como el de las Kardashian. Veas donde la veas, incluso en máquinas que piensas que no son para glúteos, ahí está ella trabajando culito porque encuentra utilidad a cualquier cosa del gimnasio para hacer ejercicios de glúteos.

La chupipandi: típico grupo de machos que van juntos al gimnasio a hacer todos exactamente la misma tabla de ejercicios. Su estrategia consiste en crear un círculo alrededor de aquel individuo que le toca sufrir con las pesas y sentarse en las máquinas que hay alrededor para observarle como si fuese una sala de espera hasta que llegue su turno

El de spinning: vayas al gimnasio que vayas siempre habrá un hombre, equipado adecuadamente para clase de spinning (¿quién va bien equipado a esta clase?) y que parece que además de estar clavada la silla al suelo le han clavado a él las zapatillas a los pedales porque siempre le verás en el mismo sitio a todas horas. Esto conlleva a una deshidratación plena que se puede observar gracias al enorme charco de sudor que hay alrededor de su bici.

Sabiondo: ya está el listo que todo lo sabe. Ojito con estos porque se creen monitores y te perseguirán o mirarán con inquietud hasta que te hagan un comentario sobre cómo debes hacer correctamente el ejercicio que estás realizando.

El ladrón: Mancuernas, balones medicinales, kettlebells… da igual el material que vayas a coger porque lo tienen los mismos. Compartir es vivir.

Parejas: parejita de chico 10 y chica 10 que van al gimnasio juntos. En algunas ocasiones entrenan en el mismo perímetro porque no se pueden ni separar para hacer deporte, y en otras ocasiones entrenan por separado pero no falta la típica visita de uno al otro con un piquito amoroso. Iros a un hotel.

Amigas de cháchara: se suben a la elíptica o a la cinta y podrían perfectamente irse hasta China y volver porque con tanta charla no se dan cuenta ni de los kilómetros que hacen.

Zumbadictas: desde que se puso de moda esta actividad, miles de mujeres se han aficionado a ella y viven única y exclusivamente para ella. El gimnasio no tiene otro fin para ellas que pegarse unos buenos bailoteos en clase de zumba para descargar tensiones y quemar unas cuantas calorías.

Opositores: son los únicos que hacen algo y porque les examinan que si no estarían en las mismas condiciones que el resto de la humanidad intentando cumplir el objetivo de ir más de una vez por semana al gimnasio.