¡Cuántas veces hemos hecho deporte y hemos acabado con dolor de cuello!, seguro que más veces de las deseadas... Aunque creamos que no lo forzamos, ni intervenga en nuestro ejercicio de manera voluntaria, lo cierto es que mucha tensión se acumula en el cuello sin que sepamos bien por qué.

"Cualquier ejercicio que implique la elevación de los brazos implica necesariamente una tracción de la musculatura que se ancla en las cervicales, la base del cráneo y las escápulas, como son el músculo trapecio y el músculo elevador de la escápula. Es lógico pensar que los deportes que obliguen a trabajar los brazos, como el fitness, o deportes como el running que obliga a mantener equilibrada la cabeza mientras todo el esqueleto axial sufre impactos repetitivos con cada zancada, pueden producir dolor cervical", explica el Dr. Francisco J. Ortega García, especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología, del Hospital Nuestra Señora del Rosario.

Los dolores pueden ser musculares, por algún tipo de sobrecarga o por roturas fibrilares o musculares en sus distintos grados después de un esfuerzo excesivo.

Existe igualmente la posibilidad de que sean producidos por lesiones en las pequeñas articulaciones facetarias en las vértebras o en los ligamentos y discos que unen las vértebras entre sí, especifica el médico especialista.

Para evitar sufrir los indeseados dolores es esencial ejercitarse de forma adecuada, cuidando los entrenamientos y respetando los tiempos de calentamiento.

Queda prohibido saltarse este paso ni acortar los ejercicios y en el caso de haber sufrido algún tipo de lesión debemos calentar en primer lugar las zonas dañadas, a continuación los músculos que vamos a trabajar y para finalizar hacer el calentamiento específico según el deporte elegido.

Sea cual sea el deporte, el estiramiento es imprescindible, tanto si vamos a correr como si montamos en bicicleta.

Hay que tener en cuenta, por ejemplo, que el running produce vibraciones que sobrecargan la musculatura cervical y lo mismo ocurre cuando pedaleamos.

Cuando montamos en bicicleta además se adoptan posturas fijas durante largos periodos de tiempo que provocan tensiones en las articulares posteriores, con lo cual se recomienda evitar la hipertensión de cuello en la medida de lo posible.

Tampoco debemos olvidar los ejercicios en el gimnasio, hacer mal los abdominales repercute directamente en el cuello.

“Los abdominales permiten, de forma casi inadvertida trabajar más grupos musculares de los que pensamos, un abdominal mal hecho es, sin embargo, una fuente segura de lesiones a nivel, no solo de flexores de tronco y cadera, sino también de lumbares, músculos dorsales y cervicales”, advierte el Dr. Ortega García.

El profesional también recomienda para evitar lesiones en el cuello realizar inicialmente solo abdominales inferiores, con toda la espalda y cabeza apoyados sobre el plano y a medida que se vaya cogiendo grado con el entrenamiento ampliar el abanico de modalidades de ejercicios abdominales, aunque siempre evitando las sacudidas bruscas y descontroladas del tronco.

Mucho ojo con los movimientos y los calentamientos, todo sea por ahorrarnos un dolor de cuello que pueda derivar en mareos, rigidez u otros dolores reflejos en cabeza.