En muchas ocasiones hemos hablado aquí de lo que tienes que hacer para perder peso. En un artículo publicado recientemente comentábamos que únicamente tenías que hacer dos cosas para adelgazar: comer menos y mejor y hacer más deporte, para crear un déficit energético en tu cuerpo y poder perder peso. No hay más misterio.

Sin embargo, una vez que ya has perdido el peso que querías y te encuentras bien contigo mismo y satisfecho por el objetivo cumplido, ¿cómo puedes mantener ese peso y no volver a engordar o, peor aún, ser víctima del temido ‘efecto rebote’?

Podemos decir que, una vez acabada la dieta, la “batalla” continúa, y estará ahí siempre presente, aunque durante esos días hubieras establecido ya un hábito de vida saludable. Siempre se puede recaer, por eso es importante establecer una base fuerte y consolidada sobre la que se asiente el trabajo de mantenimiento a posteriori.

1.- Las dietas milagro no son la solución

El primer paso que debes dar en tu fase de mantenimiento está ubicado al comienzo de todo el proceso, a la hora de elegir hacer una dieta u otra. Ya sabes, lo más recomendable es que vayas a un nutricionista o un endocrino y te la construyan allí, pero si lo quieres hacer por tu cuenta, nunca elijas una dieta milagro o exprés, de las que te prometen adelgazar mucho peso y muy rápido, porque el año que le puedes hacer a tu cuerpo es considerable.

2.- Deja el déficit energético

Si antes hablábamos de que para perder peso tenía que existir un déficit energético y una proporción de 80-20 entre ejercicio físico y dieta sana, con la fase de mantenimiento se ha de acabar con este déficit.

De ese modo, podrás ingerir el mismo número de kilocalorías que vayas a quemar después y, como siempre te decimos, no tiene por qué ser una cuenta diaria, sino que puedes llevar la cuenta de kilocalorías ingeridas / consumidas de manera semanal o mensual, como te sea más fácil.

3.- No tengas alimentos prohibidos

Aquella fase ya pasó. Posiblemente en las primeras etapas de tu dieta inicial no podías comer ni pizzas, ni hamburguesas, ni patatas fritas, ni siquiera tomarte una caña ¿verdad? Ahora, en la fase de mantenimiento la idea no es que te hinches a comer todo aquello que no te permitieron al principio, pero que, si lo haces, lo hagas con moderación.

En resumidas cuentas: puedes comer de todo, siempre desde la tranquilidad de haber hecho bien el trabajo y de que, al seguir haciendo deporte, lo vas a quemar después.

4.- Disocia tus emociones de la comida

Uno de los principales problemas con los que nos encontramos siempre es que asociamos estados de ánimo a la ingesta de comida. Por ejemplo, cuando te sientes triste te da por comer más, o cuando estás solo en casa al final no dejas de visitar a tu buena amiga la nevera para ver qué te puede ofrecer. Erradica esto de tu vida y verás cómo podrás mantenerte en un buen peso para siempre.

5.- Siempre puedes decir que no

Aunque tú ya hayas acabado con la fase dura de tu dieta y estés viendo los resultados, siempre puedes seguir diciendo que NO cuando te ofrezcan algún tipo de comida que no te apetece comer o que, directamente, ves que es mucha cantidad.