Si te estabas dejando una pasta en cremas para tapar esas patas de gallo o esas arrugas de la frente, es mejor que dejes todo eso de lado y te apuntes al gimnasio. Al menos, así se desprende de un estudio elaborado por el Istituto Veneto di Medicina Molecolare (Vimm) de la Universidad de Padua (Italia) y publicado por Cell Metabolism.

Según la publicación, los investigadores han logrado identificar a la llamada “hormona del envejecimiento” cuyos efectos negativos para el organismo, aseguran, se pueden frenar gracias a la práctica de deporte.

Y es que, el proceso de deterioro que produce el pasar de los años sobre nuestro organismo está asociado con una pérdida progresiva de funcionalidad de las mitocondrias, las “centrales energéticas” de nuestras células.

Partiendo de esta premisa, los científicos coordinados por el profesor Marco Sardi y Luca Scorrano, han dado con el mecanismo relacionado con el envejecimiento: una hormona llamada FGF21. La novedad está en que hasta ahora se creía que ésta era producida por el hígado y que tenía un efecto beneficioso para el metabolismo. Sin embargo, los investigadores han descubierto que los músculos también la producen en concentraciones elevadas cuando escasea la proteína OPA1.

De este modo, en los ancianos sedentarios el nivel de esta proteína son bajos, mientras que son normales en aquellos que practican actividad física. La ausencia de movimiento se traduce, por tanto, en la mayor producción de FGF21, que genera un deterioro de las mitocondrias que se traduce en el envejecimiento.

"El estudio evidencia la doble vida de la FGF21. Durante años se pensaba que esta hormona era producida por el hígado y que tenía una acción benéfica, mejorando el metabolismo de grasas y azúcares. Hoy sabemos, sin embargo, que el FGF21 es producida también por los músculos y sus valores son elevados en los ancianos sedentarios, y bajos en aquellos activos. Además cuando esta hormona es producida por el músculo, éste manda una señal de envejecimiento al organismo”, afirma el profesor Sardi.

“Cuando los niveles de FGF21 en la sangre son elevados durante mucho tiempo, el organismo responde con el envejecimiento de la piel, del hígado y del intestino, perdiendo neuronas y con una inflamación generalizada. Todo ello acorta drásticamente la vida”, subraya el investigador.

De este modo, hacer deporte, tal y como señalan varios estudios, es un buen antídoto contra la vejez. Así, en experimentos con ratones se ha descubierto que bloqueando la hormona FGF21 se han reducido los característicos signos de envejecimiento en la epidermis, el hígado, el cerebro y otros órganos.

De este modo, gracias a esta investigación se está más cerca de desarrollar algún tipo de fármaco que sea capaz de detener la acción de la FGF21 para todos aquellos pacientes que por el motivo que sea no puedan hacer deporte.

Así que ya sabes, en vez de tanto tratamiento antiedad, te conviene calzarte las zapatillas y ponerte a hacer un poco de deporte.