Si tienes barriga y no consigues quitártela ni poniéndote a dieta no haciendo abdominales, la causa puede estar donde menos te imaginas: en tu postura. Unos malos hábitos posturales, debidos sobre todo al sedentarismo, pueden hacer que tu caja torácica se “instale” sobre tu pelvis, que tu faja abdominal o core se desactive y tu tripa se dispare hacia fuera. Así que lo primero que debes hacer es mirarte a un espejo y ver si tu postura encaja con esta descripción:

- Hombros hacia delante, haciéndote parecer encorvado.

- Escápulas aladas, con el borde interior lejos de la columna.

- Un hombro más alto que otro.

- Cabeza adelantada respecto al cuerpo (“efecto tortuga”).

- Muslos hacia adelante en lugar de perpendiculares al suelo.

- Pelvis en anteversión, es decir, hacia adelante, con una excesiva curvatura lumbar.

- Costillas aladas instaladas en la tripa y muy cerca de la cadera.

- Tripa redondita y hacia fuera.

- Pies hacia fuera o hacia dentro.

Si cumples la mayoría de estos puntos, no sólo tienes una faja abdominal desactivada, sino una malísima postura, lo que además te estará acarreando muchas tensiones musculares y dolores de espalda.

Tener un core inactivo (no sólo los abdominales, sino toda la musculatura que rodea tu espalda como un corsé) no sólo te deja sin tono abdominal, también hace que otros músculos tengan que asumir su trabajo, como el suelo pélvico, lo que puede llegar a ocasionarte también pérdidas de orina (de hecho, no solucionarás completamente este problema hasta que no cambies tus hábitos posturales.

Cómo corregir la postura

Vuelve al espejo para ayudarte a hacer los cambios y ver cómo se va transformando tu postura ¡y tu tripa! Ten en cuenta que cada vez que haces un ajuste en la parte posterior del cuerpo, también tienes que hacer otro en la anterior para que todo esté en equilibrio. Ve paso a paso:

- De frente al espejo, descálzate y coloca los pies al ancho de la cadera completamente paralelos. Para saber cuál es ese ancho, toca tus crestas ilíacas (la parte más prominente de tus caderas) y alinea con ellas tus empeines. Después, colócate de lado y vuelve a alinear los pies tocando tus caderas y mirándolos.

- Separa bien los dedos de los pies, pisando con toda la planta, haz el gesto de querer acercar los tobillos para activar tus aductores.

- Lleva las manos a tus muslos y empújalos hacia atrás, de manera que las piernas se estiren y se coloque como dos columnas paralelas al suelo (seguramente tu pelvis y tu tronco se habrán inclinado hacia delante.

- Coloca una mano en el pubis y otra en el sacro: bascula la cadera llevando el sacro hacia el suelo y el pubis hacia el pecho. Ahora compensa el acortamiento anterior tirando del esternón, lo que estirará tu musculatura desde el pubis y activará tus abdominales. Haz este ajuste cuantas veces sea necesario.

- Lleva las manos a las costillas inferiores y tira de ellas, alejándolas de la cadera (si se ha vuelto a mover, vuelva a tirar del sacro hacia tierra). Ahora activa suavemente los glúteos, fundamentales para poder mantener una buena postura.

- Una vez colocadas las piernas, la cadera y el tronco, lleva los hombros suavemente hacia atrás y hacia abajo, sintiendo cómo el borde interior de tus escápulas u omóplatos se pega a la columna. Esto abrirá tu pecho y le quitará tensión a tu cuello.

- Para terminar, tira de tu coronilla hacia el techo y de la barbilla suavemente hacia atrás, alineando tu cabeza con tu cuerpo.

- Vuelve a repetir todos los ajustes que necesites hasta que tengas la postura final. Ahora lleva las manos a tu tripa: ¿ha desaparecido? ¿se ha estrechado como si fuera un corsé? ¿no está tan blanda? Ahora tu faja abdominal está activa, es decir, presenta tono muscular en reposo.

Además de permitirte mantener activa tu musculatura abdominal, estos tips posturales te ayudarán a evitar los problemas de espalda y a darle vida a tu columna, ya que conseguirás crear más espacio entre tus vértebras, restándoles presión.

También te permitirán ofrecerle más espacio a tus órganos internos y a respirar mejor. Y algo más: cambiar tu postura incidirá positivamente en tus emociones, así que haz estas correcciones siempre que te sientas abatido o sin energía.