Casi siempre damos por seguros valores que realmente no tienen por qué tener que suponer siempre la verdad. Nos pasó con el Índice de Masa Corporal, el cual creíamos infalible hasta que unos investigadores demostraron que podría estar equivocándose en Estados Unidos.

Y ahora, amigos y amigas, también vamos a cargar contra las temidas básculas de pesar. Porque, al fin y al cabo, ellas son las grandes enemigas, las que te hacen creer si estás bien, si estás mal, si estás delgada o estás gorda, si tienes que ponerte a dieta o seguir comiendo como lo hacías hasta entonces.

En el Centro PRONAF están haciendo una investigación en la cual ya han tenido que pesar a más de 300 personas con básculas convencionales, como las que podemos tener tú o yo en el baño de casa.

Y uno de sus investigadores hace una reflexión muy interesante sobre si la báscula es realmente efectiva o no. Para llegar a este planteamiento se basa en un argumento de peso (valga la redundancia): “La báscula no diferencia entre el agua, músculo y la grasa”. Ella solo pesa, y le da igual que encima haya elementos orgánicos u inorgánicos. Solo pesa, que para eso es una máquina programada para ello.

Para demostrar este problema, pone un ejemplo ficticio de una paciente a la que llama Susana. Ella pesaba 90 kilos al principio y, tras un periodo de tiempo, se vuelve a pesar y la báscula marca 75 kilos. Uno puede pensar que ese dato es perfecto, el haber perdido 15 kilos. Sin embargo, lo que ha ocurrido realmente es que ha perdido 8 kilos de grasa (bien) y 7 kilos de masa muscular (mal), por lo que, al final, resulta negativo para el organismo.

Si, por el contrario, esta paciente ficticia hubiera perdido 9 kilos de grasa y hubiera ganado 3 kilos de masa muscular, debido principalmente al ejercicio físico, la báscula solamente marcaría que habría perdido 6 kilos netos, por lo que, posiblemente, se decepcionaría al no ver los resultados inmediatos.

Sin embargo, esos 6 kilos netos serían mucho más positivos que los 15 de los que hablábamos antes, puesto que estaría combinando nutrición más ejercicio físico, en lugar de una dieta milagro que, al final, solo te va a llevar a un efecto rebote peor.

Con estos datos, la próxima vez que te enfrentes a tu báscula pregúntate si realmente te está diciendo la verdad o si te está engañando con datos que no son del todo ciertos.