En un sistema sanitario público colapsado y cuyas listas de espera para una operación de cirugía bariátrica se pueden ir, fácilmente, a los dos años, hay empresas que intentar buscar soluciones para las personas que sufren de obesidad.

Lo habitual en las operaciones para que las personas con obesidad pierdan peso de manera muy rápida es, o bien introducir un balón gástrico o bien reducir el tamaño del estómago, ambas con el objetivo de que la ingesta de alimentos sea menor.

Sin embargo, los doctores Sam Klein, Moshe Shike y Steve Solomon, expertos en técnicas de adelgazamiento de personas con obesidad, modificaron una sonda de GEP (gastrostomía endoscópica percutánea) para adaptarla a los nuevos tiempos.

Lo que hace este nuevo sistema es introducir en el estómago una pequeña sonda a través del esófago y que tiene una válvula de salida un poco por encima del ombligo.

Gracias a este sistema, el paciente puede realizar un aspirado de hasta el 30% de lo que come, de tal manera que se seguiría quedando con un gran aporte de nutrientes y vitaminas en su cuerpo pero desecharía una gran cantidad de comida desde el propio estómago.

Según indican sus creadores, la instalación de este sistema es fácil y solamente conlleva una pequeña operación de 20 minutos para instalar la sonda en el estómago y de otra de unos 15 minutos más para colocar la válvula final en el abdomen.

Lo más curioso de todo es que este sistema funciona y ha sido aprobado por la FDA de Estados Unidos para su uso médico con pacientes en tratamiento. Según un ensayo clínico, los pacientes que lo usaron perdieron de media unos 21 kilos al año, y todo ello en la intimidad del baño, de una manera discreta y comiendo lo que comían hasta entonces.

Al final, la pérdida de peso también se debe de ver reflejada con un cambio en los estilos de vida como practicar más deporte, ingerir alimentos más saludables y llevar, en definitiva, una vida menos sedentaria.