Ponerse la faja de toda la vida, sí, esas de color beig que usaban las madres, es un recurso que muchos deportistas usan para reducir grasa abdominal. Hoy desmontamos el mito: no solo favorece muy poco a tu look, sino que no te ayudará a quitarte un solo centímetro de perímetro de cintura.

"El uso de la faja se relaciona con que incrementa el calor en la zona del abdomen y los flancos y eso hace que sude más esa parte, pero lo único que se elimina es sudor y toxinas y no grasa", asegura el Dr. Sergio Fernández, médico estético de Clínicas Dorsia.

Se pierde agua, sales minerales y se expulsa toxinas, pero en ningún caso la grasa que pueda sobrarnos, con lo cual las posibilidades de reducir centímetros son remotas.

Tampoco dan resultados las de tejido térmico, que aunque consiguen aumentar el calor en la zona y logran la misma reacción que las cremas anticelulíticas, su efectividad, asegura el doctor, es controvertida y no está demostrada.

No hay que dejarse engañar. A los que prometen una evidente reducción hay que advertirles que no se trata más que de un efecto óptico. Tras los ejercicios con faja la musculatura está totalmente contraída y de ahí la confusión, siendo el mismo caso que el de las medias de compresión para la circulación que nadie usa para reducir el tamaño de sus muslos o pantorrillas. Al rato todo vuelve a su ser.

Pero el verdadero problema no es fracasar en el objetivo, sino que puede provocar efectos negativos, pudiendo incluso hacer esos músculos más débiles y perezosos por el relax y la compresión.

"Puede provocar un efecto rebote, pues si lo que buscas es tener más tensión en la musculatura y usas una faja con la consiguiente resistencia estás impidiendo los tiempos de alargamiento y acortamiento del músculo porque hay una fuerza externa, y no es positivo para el objetivo del deportista", advierte el especialista.

Hay quien busca simplemente reforzar la zona, aumentar el confort... En cualquier caso no hay que perder de vista el objetivo, ya que el médico de Dorsia sí la recomendaría cuando se hacen ejercicios en sala y se necesita levantar peso con el abdomen, pues al contener la pared abdominal la espalda sufre menos.

Por lo tanto, si el fin último es higiénico-postural el uso de una faja convencional puede ayudar al deportista. Eso sí, reducir poco o nada. Casi que mejor nos ahorramos la faja.