El titular es, obviamente, una redundancia. Bien podría haber sido ‘camisetas de carreras’, sin más. O ‘Qué feas son las camisetas de carreras’. O incluso ‘Una vez vi una camiseta de una carrera que estaba bien diseñada. No sé. La cosa es que pocas carreras en la historia del running en España y en el resto del mundo han entregado una elástica medianamente aceptable a la vista.

Desde los ochenta hasta la actualidad, lo único que ha variado ha sido el tejido, pasando del algodón al nailon y tejido técnico, que lo llaman, pero esa evolución no ha venido acompañada de un diseño profesional. Y ojo, que tampoco se salvan las de clubes o agrupaciones lúdico deportiva.

Un servidor, cuando iba a carreras, solía abandonar la camiseta de turno en la primera parada de autobús por la que pasaba. O también las introducía en los contenedores de ropa usada.

El motivo es que siempre me ha gustado el diseño y hubiera ido en contra de mis esquemas mentales quedarme con la prenda.

Investigando en el tema, más por malsana curiosidad que por ánimo de pelear por el Pulitzer, llegó a una drástica conclusión. Sólo las más elegantes y decentes han sido diseñadas por profesionales del diseño mientras que el resto abominables prendas han sido diseñadas por, a saber:

1.- El cuñado del organizador. O similar: sobrino, hijo, primo... Se hizo un curso por fascículos de Freehand (un programa de diseño) y le hacía ilusión poner su granito de caca. Seguro que hay alguno por internet de la UNIR que le hubiera sido mucho más provechoso.

2.- Varios responsables de marketing de los diferentes patrocinadores, los cuales pelearon a toda costa, y metiendo codos como en un mil quinientos, para que la camiseta incluyera cada uno de los nombres de los diferentes productos de su marca por delante y por detrás.

3.- Un hacker travieso. O un enemigo de las marcas del punto 2. Cambió las pruebas enviadas a la imprenta, con lo que al recibirlas los responsables de la carrera de turno, se hicieron los locos, miraron para otro lado, en vista de que a los corredores les parecía bien.

O por lo menos ninguno protesta. Ya se sabe, con los regalos de las carreras los corredores son más de cantidad que de calidad.

Ya sé que queréis carnaza, que os conozco. Y esperáis que dé ejemplos de carreras con camisetas más feas que pegar a un padre. Pero ¿Para qué? Si ya las conocéis, si lo sabéis.

No obstante, nombraré tres ejemplos de camisetas bien diseñadas, según los diseñadores a los que he preguntado:

1. La de la carrera Liberty Seguros (modelo en el que se ve la silueta de la estatua de La Libertad en grande

2. Varias de la San Silvestre, que si bien siempre tiene opiniones encontradas entre sus participantes, profesionalmente no se las puede poner ningún ‘pero’

3. La Carrera Solidaria de BBVA, aunque sólo la de las distintas franjas de tonos azules (‘rainbow’) alrededor del pecho, que por cierto no volverá a celebrarse, de momento, y hará que esa camiseta se convierta en una rareza.