Después de meses de sudores y lágrimas para llegar al verano en condiciones toca pisar la playa y lucir palmito, todo un triunfo que tarda en irse al traste tras la visita al primer chiringuito. Una cervecita, una tapita y en una semana el six pack habrá sido solo un buen recuerdo. Pero no desesperen, tapear sin coger kilos es posible.

"Lo importante es procurar adoptar actitudes responsables y no descontrolar, el secreto está en la cantidad. Si reducimos una cerveza, que tiene aproximadamente 150 calorías, a la mitad y rellenamos el vaso con gaseosa nos estaremos tomaremos una clara con la mitad de calorías. Y las tapas hay que procurar que sean vegetales, unos pepinillos u olivas engordan menos que las que llevan pan", asegura Adelardo Caballero Díaz, director del Instituto de Obesidad.

Cuenta lo que consumimos y cuánto consumimos. No es necesario llegar a contar calorías ni pesar aquello que comemos, pero las cantidades son importantes y una tapa no es una ración para ocho, de la misma forma que diez tapas, una detrás de otra, es un señor almuerzo.

A partir de ahí, como regla general, el experto recomienda que "cocido mejor que frito y frito mejor que empanado".

"Una buena tapa serían unos pepinillos en vinagre, unos mejillones al vapor o una sepia que apenas tienen calorías, claro que siempre y cuando no los acompañemos de un kilo de alioli. Un espeto de sardinas también es una buena opción, es pescado azul y la forma en la que se cocina la colocan en la lista de las tapas permitidas sin ninguna duda", aconseja el doctor Caballero.

Por otro lado estarían aquellas tapas "pecaminosas" con las que deberíamos ser muy prudentes. Los pinchos de tortilla es mejor evitarlos, normalmente las patatas han sido fritas y han estado chupando aceite muchas horas lo que las convierte en una bomba calórica. Con las tapas de arroz pasa lo mismo, habrá que vigilar si está bañado en aceite y tiene todo tipo de tropezones. La tapa de paella que nos tomemos debería estar más suelta, pero si además no lleva costillas de cerdo mejor que mejor.

Los pinchos con pan o el pescadito frito con harinas tampoco son los ideales si queremos mantener la línea. En estos casos habrá que confiar en nuestra prudencia y ser capaces de pedir bienmesabe y tomarnos un solo trocito.

En cuanto a las bebidas, lo sentimos, hay que reducir el consumo de alcohol. Hidratarse a base de vino o cerveza tiraría por tierra la operación bikini. Un buen truco es poner hielo o gaseosa para no renunciar a nada. El tinto de verano mejor sin limón, aunque siempre es preferible con refresco a un vado de vino tinto. Tampoco conviene fiarse de los productos light, que pueden adoptar esta denominación con tener apenas un 10% menos de calorías, ni de bebidas con cero calorías si luego tienen edulcorantes que sí suman otras tantas.

La experiencia dice que se coge una media de 4 kilos en verano, si no queremos formar parte de esta estadística el médico recomienda mantener unas pautas:

- Comer a las mismas horas y mantener las cinco comidas para que el organismo no tenga altos y bajos de hambre.

- Quedarse con hambre al tapear para no hacer una doble comida.

- Disfrutar de la comida, siendo conscientes de lo que comemos y su elaboración y no consumir por inercia.

- Beber mucha agua y reducir el consumo de alcohol.

Hay que acostumbrar al estómago a comer bien, pues en verano los días son muy largos y son muchas las oportunidades de caer en la tentación. Por suerte hay recetas y tapas muy ricas que nos harán llegar a septiembre sin riesgos de habernos pasado.