El consumo indiscriminado de azúcar, ya sea de forma directa o a través de alimentos con alto contenido en azúcares añadidos, puede causar estragos en tu salud. Has leído y escuchado tantas veces esta advertencia que optaste por poner a prueba a tu organismo reduciendo significativamente la cantidad de azúcar en tu dieta a ver qué pasaba. Y los resultados fueron fantásticos, pero, un momento ¿la sustituiste en gran medida por edulcorantes artificiales? Mala idea.

Pensabas que cambiar el azúcar por sacarina era la opción más saludable y adelgazante, pero los sucedáneos del azúcar tampoco son la panacea para tu salud. De hecho, su ingesta repetida puede terminar por alterar nuestro gusto e incluso modifica la cantidad de alimentos que ingerimos generando un falso apetito. Vamos que, bajo la falsa premisa de estar ingiriendo sabores dulces, se desencadena toda una cascada de reacciones en tu cuerpo que lo dejan trastornado.

Los expertos insisten en que el consumo crónico de estos edulcorantes artificiales puede tener consecuencias sorprendentemente amargas. Productos químicos cuyos efectos para la salud no son nada beneficiosos y sería conveniente erradicarlos de nuestra alimentación. Cuando por fin dejas de endulzar artificialmente tu alimentación todo tu cuerpo comienza a recalibrarse, y ocurren cosas tan fantásticas como estas:

Tus papilas gustativas dejan de vivir engañadas

¿Cómo? Resulta que los fabricantes de edulcorantes artificiales como la sacarina, el aspartamo o la sucralosa intentaron igualar los niveles de dulzor del azúcar, pero se les fue terriblemente de las manos. Cualquiera de ellos es entre 200 y 700 veces más dulce que el azúcar lo que deriva en un bombardeo de dulzor descontrolado sobre nuestras papilas gustativas de tal manera que ya no somos capaces de determinar qué alimento es más o menos dulce.

Al perder esa capacidad de saborear el dulce en su justa medida, nuestro cuerpo nos pide más y más edulcorantes para saciar esa necesidad. De pronto alimentos naturalmente dulces como las frutas dejan de parecernos sabrosos e incluso pueden resultar desagradables para nuestro paladar. Dale una tregua a tus papilas gustativas y redescubre el dulzor natural innato en tantos alimentos saludables.

El light o ‘sin azúcar’ vs. una flora intestinal saludable

Según los especialistas en nutrición, uno de los aspectos más preocupantes de los edulcorantes artificiales es la forma en que cambian el microbioma. Al parecer, la sacarina mañanera que echas en tu café o el refresco ‘sin azúcar’ que tomas mediodía bloquean el crecimiento de ciertas bacterias del intestino que ayudan a regular la flora intestinal. De ahí que por muy light que creas que estás comiendo no adelgaces ni un ápice. En cuanto dejes de consumirlos notarás cómo tu microbioma vuelve a ser el mismo de siempre.

Si la fruta ya aporta dulzor, ¿para qué añadirle más y más edulcorantes?
Si la fruta ya aporta dulzor, ¿para qué añadirle más y más edulcorantes? | Maxpixel

Los niveles de azúcar en la sangre se estabilizan

Cuando consumimos dulce a través de edulcorantes artificiales, nuestro cuerpo reacciona como si fuese azúcar real. ¿Así sacio la necesidad de dulce y encima consumo menos calorías? ¡Error!

Resulta que los azúcares artificiales engañan al cuerpo para que piensen que hay más azúcar en el camino, por lo que hace que aumenten las concentraciones de insulina disminuyendo el nivel de azúcar en sangre.

El problema es que la insulina mantiene la grasa en nuestras células construyendo pequeños almacenes de energía que derivan en un aumento del apetito. Vamos, que no solo estás impidiendo que tu cuerpo queme grasas de manera eficiente y tener una sensación de hambre permanente; a medio y largo plazo los edulcorantes artificiales podrían aumentar la resistencia a la insulina y conducir tanto al síndrome metabólico como a la diabetes tipo 2.

Conseguirás perder peso de una vez por todas

No es broma. Numerosos estudios han relacionado el consumo de azúcares artificiales con la obesidad. Especialmente por esa falsa sensación de estarnos ahorrando un buen puñado de calorías, este tipo de edulcorantes son buenos responsables de que comas más de lo que deberías.

Según una reciente investigación publicada en la revista Physiology & Behavior, los edulcorantes artificiales, como buenos productos químicos, engañan a nuestro cerebro, aumentando el deseo de más azúcares de altos en grasas, almidones y carbohidratos. Al eliminarlos, la demanda constante de dulzor e ingesta de calorías desaparece.

¿Es la sacarina la responsable de que haya fracasado tu operación bikini? Prueba a endulzar tu dieta con alimentos naturalmente dulces y redescubre las posibilidades de tu organismo para quemar calorías sin andar hambriento las 24 horas.