Algunos expertos explican que los cheat days son totalmente necesarios para la salud, aunque otros colegas suyos piensas que esos días son la mejor receta para el desastre.

Os pongo en situación: el término “trampa” ya lleva una connotación negativa de por sí. La idea es que es bueno si comes “limpio”, y malo si comes con “trampa”.

¿Entonces qué tengo que hacer? ¿Me doy un capricho? ¿No me lo doy? Sí, es cierto que si has llegado hasta aquí, estés hecho un lío, así que vamos por partes.

La idea de las cheat meal no es nada nueva. Primero se come correctamente durante seis días: fijándote en que el equilibrio entre proteínas, hidratos y grasas sea el correcto, y evitando la comida basura.

Después te dejas llevar un poco durante el séptimo día. Éste puede ser el viernes o el sábado cuando sales con los colegas a tomar algo o a cenar fuera. Y aquí la gran pregunta: ¿Entonces si ese día me paso de la cuenta, habré tirado al traste el resto de la semana?

A ver, también hay algún error en eso que se piensa sobre que el cheat day hace que tu metabolismo se acelere. Eso viene de que el metabolismo se ralentiza cuando comemos menos (para reservar energía). Entonces cuando comes más, se acelera para digerir la comida y usarla como energía.

Aún así, esta afirmación no es del todo cierta.

Sí es verdad que el metabolismo se acelera después de comer, pero si te has metido entre pecho y espalda 1.000 calorías de una pizza o un brownie, tu metabolismo no va a quemar 1.500 para digerirlo.

Además, comer más de lo que se debe también tiene otras consecuencias. Y es que en un estudio publicado en el diario Obesity” , los investigadores descubrieron que los individuos más propensos a ser obesos (basado en su historia familiar), que comieron 1.4 veces más su ingesta calórica estimada acababan moviéndose menos a lo largo del día. Y ahí empieza el bucle: si comes más y encima te mueves menos… blanco y en botella.

Por su parte, el Dr. Jim White no recomienda los cheat days puesto que supone un riesgo de empezar y no saber parar. El doctor ha visto demasiados casos en los que la ingesta calórica en el cheat day es tan elevada, que sí que afecta a lo que se ha hecho durante el resto de la semana.

Sin embargo, estos días trampa sí pueden beneficiar a algunas personas, sobre todo a los que saben controlar sus impulsos. El doctor se refiere a aquellos que eligen correctamente las porciones de su cheat day, con un criterio lógico.

Al fin y al cabo, a nadie (o a muy pocos) le gusta estar constantemente a dieta. Así que, con control, siempre podemos darnos un capricho. ¿No crees?