De media, generamos al día entre litro y medio y dos litros de saliva. Entre otras cosas, la necesitamos para tragar, saborear la comida, digerir los alimentos y poder hablar. No sólo eso. La sequedad bucal, además de desagradable e incómoda, hace que aumente la placa bacteriana pudiendo provocar enfermedades periodontales. Por todos estos motivos su escasez no es ninguna tontería así que deberías plantearte si te pasa demasiado a menudo.

Cuando estamos nerviosos, demasiado activos o agotados por el calor, es normal que se nos quede la boca un poco seca. Pero si lo de tener la lengua como el esparto, la boca pastosa, lucir esos desagradables restos blanquecinos de saliva acumulados en las comisuras de los labios o notar como el aire raspa tu garganta con cada respiración te pasa a diario, puede que te esté afectando alguna de estas causas:

1.- Algunos medicamentos:  un efecto secundario desconocido de cerca de 400 fármacos específicos como antihistamínicos, analgésicos o aquellos diseñados para tratar problemas gastrointestinales, de presión arterial e incluso algunos trastornos mentales, provocan deshidratación y sequedad bucal.

2.- El envejecimiento: a medida que envejecemos, nuestras glándulas salivales sencillamente no funcionan tan bien como cuando somos jóvenes y esto se traduce en que produzcamos menos saliva. De ahí que algunos ancianos tengan constantemente la boca seca y se les recomiende tan asiduamente que beban agua.

3.- La deshidratación: si nuestro cuerpo se queda seco, le va a costar dios y ayuda poder generar la suficiente saliva, y la boca se nos queda como si nuestra lengua fuese de esparto. Ya tienes otro motivo para beber al menos litro y medio de agua al día.

4.- Problemas de respiración: tener algún problema en las fosas o tabique nasal que nos impida respirar adecuadamente por la nariz, puede desembocar en que tiremos de la boca para tomar y expirar aire haciendo que ésta se reseque con mayor rapidez.

5.- El tabaco: si no te bastaba con saber que ‘fumar mata’, aquí tienes otra grave consecuencia de llevarte a la boca uno de esos cigarrillos cargados de nicotina. El humo reseca la boca y desgasta la saliva y el contacto del filtro con los labios los deja resecos provocando incluso pequeñas heridas.

Acaba con la sequedad bucal

Además de beber más agua, sería interesante que trates de evitar aquellos alimentos picantes o con demasiada sal y procures reducir el consumo de tabaco y alcohol. Los expertos también recomiendan mantener activo el sistema de producción de saliva y ejercitarlo con sencillo hábitos como mascar un chicle o un caramelo sin azúcar después de comer o por las mañanas.

Prueba también a eliminar o reducir de tu dieta bebidas como el té, el café o los refrescos gaseosos y enjuágate con colutorios cada noche para estimular las glándulas salivares

Si la sequedad se debe al consumo de algún medicamento tendrás que hablar con el médico para que te prescriba otro. Y, cómo no, acude a su consulta si no eres capaz de acabar con ella de ninguna de las maneras para que te ayude a encontrar un fármaco específico que acabe con ese malestar que te impide comer, hablar y tragar adecuadamente.