Empecemos por el principio. Ése día en el que eres consciente de los kilos que has ido acumulando durante estos últimos años debido a la pereza y a la desidia. Ni tan siquiera pasa por tu cabeza hacer un pequeño esfuerzo físico como subir andando las escaleras hasta un tercer piso porque te ves sudando como un cerdo y con la lengua fuera. ¿Para qué? Si hay ascensor. Sin embargo, tienes remordimientos y lo sabes por no haber hecho los deberes –los mínimos- a tiempo. Barrigas, michelines y culos ostentosos delatan tanto a unos como a otros.

Cuando estas desentrenado y en muy baja forma porque hace años que no practicas deporte alguno empiezas por aquello que menos dosis de esfuerzo requiere y que tanto recomiendan los galenos: caminar.

La actividad física más cómoda, llevadera y saludable. Con el paso del tiempo te vas sintiendo mejor y un día te ves con las fuerzas suficientes para correr un ratito (tampoco demasiado) al trote cochinero. Así, poco a poco. Cada semana vas notando una mejoría, hasta que llega un momento en tu vida en el que ya te consideras un runner con nombre y apellidos.

Sin embargo, una vez llegado a este punto, te picas contigo mismo y no te conformas con el mero hecho de salir a practicar running. Quieres más. ¿Y qué significa eso? Pues, fundamentalmente deseas correr más rápido, mejorar tus marcas y aguantar más tiempo dando zancadas sobre el asfalto. A simple vista parece sencillo, pero la realidad es bien distinta porque no basta solo con correr. Requiere de cierta preparación complementaria.

Si estás en esa fase runner de estancamiento total, aquí tienes cinco consejos para que puedas hacer realidad tu sueño: correr más rápido y durante un mayor periodo de tiempo.

Sube y baja cuestas

Una de las claves para incrementar la resistencia en carrera y fortalecer los músculos de tus piernas es subir y bajar cuestas tanto de manera explosiva como al trote. Conseguirás mantener un ritmo más elevado durante más minutos. Prueba a realizar este ejercicio una o dos veces por semana y comprobarás la efectividad del mismo.

Corre menos

Aunque parezca contradictorio, si quieres ganar en velocidad deberás correr menos. En lugar de salir 45 o 60 minutos y completar 10 kilómetros, intercala sesiones de entrenamiento de entre 3 o 4 kilómetros y 20 minutos de duración. El simple hecho de completar una distancia menor hará que corras a una mayor velocidad.

Mejora tu técnica de carrera

Un aspecto fundamental en esto del running. Perfeccionar la técnica de carrera significa correr más rápido y con menos esfuerzo. Es decir, de una manera mucho más eficiente. Por otra parte, reducirás la fatiga y minimizarás el riesgo de sufrir lesiones.

Practica HIIT

Este tipo de entrenamiento en intervalos de alta intensidad es una de las formas más efectivas que existen para mejorar la resistencia y bajar de peso, ya que es un auténtico quema grasas. El HIIT consiste en combinar periodos cortos de tiempo de un entrenamiento cardiovascular muy intenso con otros cortos de una intensidad moderada o baja.

Rodajes largos a ritmo intenso

Acostumbra a tu cuerpo a correr al ritmo que deseas entrenando largas distancias y a ritmo ligero, pero siempre por debajo de tu umbral superior. Si quieres saber cuál es ese ritmo te lo ponemos en bandeja con este sencillo truco: háblale a tu compañero de entrenamiento mientras corres. Si mantienes una conversación y vas con la lengua fuera, estás por encima. Si por el contrario eres capaz de responderle con monosílabo, ¡ahí lo tienes!