Sólo entre Nueva York, Boston, Chicago, Londres, Berlín y Tokio ganan más de 1.000 millones de dólares cada año. Y este es un dato de hace un par de años. Y ojito que en estas cuentas no están incluidos todos los ingresos de merchandising, y tampoco todos los que los patrocinadores aportan a las carreras. Sí, es una cifra más que suculenta.

Buena parte de estos ingresos provienen de las inscripciones. Nueva York cobra unos 400 dólares por inscripción y participan unos 50.000 corredores. Echad cuentas. Solo en la Gran Manzana se estima que se ingresan más de 370 millones de dólares. Y eso sin contar lo que gastan los casi 2 millones de personas que se echan a la calle el día de la carrera solo para animar.

En el resto de Majors pasa algo muy parecido. Cifras más que considerables en inscripciones y merchandising. Y también en corredores extranjeros que viajan a las ciudades para vivir la experiencia de correr uno de los ‘Grandes’. Cuando se trata de cumplir sueños hay algunos runners que no escatiman en gastos.

Pero, ¿merece la pena gastarse ese dinero por correr una carrera? Mi experiencia personal y las experiencias de muchos amigos, me dicen que sí. Los ‘Majors’ no son los mejores maratones por ser los más caros, ni por celebrarse en ciudades emblemáticas, ni siquiera por tener organizaciones que rozan la excelencia. Lo son por eso y por mucho más.

Estos seis son los grandes maratones porque suman todo lo que anteriormente os he comentado y también porque las ciudades hacen que su maratón sea lo que es. Se vuelcan con su carrera, se sienten orgullosas de ellas. Los vecinos hacen suya la prueba, y no sólo el día del maratón.

Durante los días anteriores al maratón, la ciudad ‘vive’ por y para el maratón. Y eso se nota cuando llega el día ‘D’, el corredor lo siente, los acompañantes lo sienten… y eso es algo que merece la pena vivir, aunque sea una vez en la vida.

Yo tuve la suerte de poder vivirlo hace seis años en Nueva York. Una ciudad que se vuelca con los corredores y con la organización. Una ciudad que hace suyo un evento deportivo del cual se sienten orgullosos. Un evento que hace que la ciudad sea noticia en el mundo entero durante unas horas. Y eso el corredor lo siente. El público te hace sentir importante, especial, da igual que vayas el primero, en mitad del grupo o al final de la cola. Para ellos eres un héroe y así te sientes durante unas horas.

Es probable que al leerme no entiendas bien lo que quiero decir, sobre todo porque es muy difícil de explicar. Si no lo has vivido no es fácil entenderlo. Incluso cuando lo vives no llegas a creer que esté pasando… Pero es cierto, los ‘Majors’ son algo especial, algo grande y no sólo por el dinero que mueven o por lo difícil que es conseguir un dorsal para poder participar en ellos. Son grandes porque lo que se vive al correrlos es casi imposible de igualar y sobre todo de explicar, a quién no ha tenido la suerte de hacerlo.

Este año volveré a Nueva York. Me ha costado mucho (y no sólo dinero) y esta vez pienso vivir y disfrutar de la experiencia a tope. El reloj no importará, solamente quiero sentir, sonreír, gritar, hacer fotos, quiero llevarme todas las sensaciones posibles y sobre todo quiero VIVIR la experiencia al 100%.

¡Ya os contaré que tal me ha ido!