Escribir un libro, plantar un árbol, tener un hijo… y correr un maratón. Cosas que dicen que hay que hacer en la vida. O por lo menos algunas. Si bien es una frase manida a la cual se puede no hacer ni caso, últimamente lo que no falla es el último punto, el de running.

Se observa entre amigos y familia. Y también entre exdeportistas de élite, que por un lado dan la sensación de no haber tenido suficiente durante su exigente carrera, y por otro, quizás quieren sacar partido precisamente de la condición excepcional que el entrenamiento entregó a sus cuerpos. Repasemos algunos ejemplos.

Luis Enrique. Consumado triatleta, empezó por la carrera a pie. El entrenador del FC Barcelona no paró hasta que logró bajar de las 3 horas. Lo logró hace tiempo, pero no por ello su enganche a running ha disminuido. En todo caso ha aumentado. Por cierto, en su haber tiene un ironman, ahí es nada.

María Vasco. Exmarchadora y… casi maratoniana. La intención es lo que cuenta. También el duro entrenamiento, que no por venir del deporte profesional, te regalan el terminar los 42 kilómetros.

Así, hace unas semanas tuvo que retirarse del Maratón de Barcelona, su primera tentativa de la distancia, debido a una lesión que arrastraba cuando buscaba una marca cercana a las 2 horas 50 minutos. Y eso que después de tener que controlar el estilo de marcha y no levantar los dos pies del suelo, ahora va como haciendo trampas, sólo que sabiendo que ningún juez le va a amonestar.

Abraham Olano. El primero de una larga lista de ciclistas que decidieron reutilizar sus portentosos corazones para codearse con Filípides. Sus 2 horas 39 minutos 08 segundos le colocan en el top de sus iguales. Otros: Joseba Beloki, Jalabert, Fernando Escartín. Tony Rominguer...y más, todos con marcas en torno a las 2h 50’.

Lance Armstrong. Párrafo especial para él. En su juventud le dio al triatlón, aunque lo dejó para centrarse en la bici y en el Tour. En su primera retirada del ciclismo profesional se presentó en el maratón de Nueva York algo sobrado de peso en comparación con el tipo que había presentado sobre la bici.

Aun así, fue capaz de bajar de 3 horas. Y le llovieron algunas críticas, las cuales le motivaron para pulverizar la marca, ya más delgadito, al año siguiente. Tras su segunda retirada amenazaba con dominar el ironman mundial hasta que se confirmó ese runrún que sonaba desde hace tiempo en torno al doping, algo que terminó reconociendo.

Iñaki Urdangarin. El ex jugador de balonmano aprovechó su ‘exilio’ en Nueva York para terminar el maratón de esa ciudad en 2010. Su condición de deportista seguro que le facilitó la carrera.

Toño Llorente y Rafa Llofresa, exjugadores de baloncesto. Su fuerte complexión no les ha impedido finalizar la distancia, la cual separa Maratón de Atenas. No hay que olvidar que los entrenamientos de élite son muy duros y el cuerpo tiene memoria.

Caroline Wozniacki. La ex número 1 del tenis mundial y actualmente dentro del top 10, encontró hueco para entrenar y correr el maratón de Nueva York en su última edición. Bajó de 3 horas 30’ a pesar de que no lo entrenó especialmente.

Wozniacki golpea de revés

Yannick Noah. El ex tenista profesional lo corrió en 2010. Tampoco lo había preparado mucho. Lo cierto es que terminar un maratón, si se entrena, no es difícil. Y si no se entrena pero se es ex deportista de élite, también hace que sea algo más fácil.

Luis Miguel Martín Berlanas. Sí, era corredor (es corredor) profesional, pero de 3.000 obstáculos. Sólo cuando se retiró se adentró en el mundo del maratón. Y logró hacer 2 horas 17 minutos, una marca que a veces no alcanzan maratonianos en activo cuando no tienen el día. Una prueba más de su gran clase.