Si vives en una gran ciudad seguro que conoces los 'templos' verdes donde puedes ir a correr sin tener que estar pendiente de semáforos ni de coches y sin dejarte tus ya maltrechas articulaciones en el duro asfalto.

Es muy posible que tengas tu parque preferido e incluso algún otro que no quieres ver ni en pintura. Hoy te hablo de las ventajas de correr en un parque, de las precauciones que hay que tener para disfrutar de ellos sin percances.

Sin duda correr en un parque es mucho más agradable que correr esquivando peatones, parando en semáforos y tragando el humo de los coches. Además tiene una serie de ventajas añadidas:

Zonas verdes: la mayoría de los parques cuentan con extensiones de zonas verdes y arboleda. Lo que hace que la temperatura suela ser un poco más agradable cuando pega el Lorenzo. Además sus zonas de sombra son ideales para estirar cuando acabas de correr.

Caminos de tierra: más blandos que el asfalto y que hacen que nuestras rodillas y tobillos sufran un poco menos. Incluso en algunos puedes encontrar extensiones de césped regular donde poder trotar sin problemas.

Fuentes: no en todos los parques y épocas del año podemos encontrarlas pero es muy habitual tener disponible estas maravillas para echarnos un poco de líquido elemento al gaznate mientras entrenamos.

Circuitos medidos: en muchos parques ya existen circuitos medidos para corredores. Una muy buena manera de poder calcular esfuerzos y sesiones de entrenamiento.

Baños: no es raro que podamos encontrar baños públicos en los parques, con la tranquilidad que ello conlleva cuando nuestro estómago nos juega una mala pasada. En el peor de los casos un arbusto tupido puede salvarnos el día.

Pero no nos podemos creer que los parques son terreno exclusivo para nosotros los corredores, no. De estos espacios verdes también disfrutan muchas otras personas a las que tenemos y que nos tienen que respetar. Ahí van unos cuantos consejos para poder correr sin percances.

Cuidado con los perros. Muchos de ellos van sueltos ‘porque no hacen nada’ y otros van atados con cintas que pueden ser extensibles y de longitudes kilométricas. Así que andad con ojo con estos amigos de cuatro patas y también con sus dueños.

Los niños y sus balones. ¿Quién no ha jugado durante horas al fútbol en un parque? ¡Pues eso! detrás de un balón suelto siempre va un niño que corre como loco tras él, reducid la marcha si os cruzáis con una pelota sin dueño aparente.

Bicicletas y demás vehículos a ruedas. En muchos casos suelen ir a una velocidad que puede ser peligrosa en caso de alcance entre corredor y ciclista. Hay que intentar estar prevenidos si sabemos que ‘nuestro’ parque es frecuentado por aficionados a las dos ruedas.

Peatones. Son como nosotros, les gusta disfrutar de un buen paseo pero a un ritmo inferior al nuestro. Así que respetémoslos. Tienen tanto derecho como nosotros a ocupar los caminos y senderos.

Todos estos consejos se resumen en una sola palabra y es aplicable tanto a corredores o como al resto de usuarios de los parques: RESPETO. Si nos respetamos unos a otros y somos capaces de empatizar con la otra persona, todo será más fácil. Disfrutar y dejar disfrutar no debería ser algo complicado si todos ponemos de nuestra parte.

Si sales a correr por un parque habitualmente seguro que mucho de lo que he escrito te sonará y no será raro para ti. Si por el contrario, no sueles hacerlo, toma nota y disfruta de los espacios verdes.

Y a ti, ¿te gusta correr por un parque?