Correr genera dopamina y la dopamina engancha. Ergo el correr genera una especie de mono. La cosa es que genéticamente, hay individuos que son más proclives a las adicciones que otros.

Así, todos tenemos un amigo runner enganchado al asunto que cuando no puede marcar muslo con sus mallas fosforitas por lo que sea le dan escalofríos y siente arcadas y echa espuma por la boca en forma de improperios. Suelen ser tipos o tipas de pasado vicioso que una vez se engancharon al móvil, a las tragaperras, a los libros de autoayuda o a amores tóxicos.

Centrémonos en lo de las películas. Estos obsesos del correr describirían las películas tomando una parte por el todo, dando protagonismo, entregándole la batuta a su obsesión.

Aquí, ejemplos de cómo resumirían algunas películas estos yonkis del correr:

Platoon. De guerra… y de correr. La mejor carrera, la de un tipo que se llama Elias. Se marca un 400, fusil en mano, que ni Jeremy Wariner en su mejor estado de forma. Al final no puede más, y cae. Pero no por las balas, ojo. Sino porque el ácido láctico lo tiene tan alto que le termina envenenando, claro está.

Descalzos por el parque. El título lo dice todo. Es de barefoot, evidentemente, en Nueva York. Esta película, y no el famoso libro 'Nacidos para correr', es el precursor de la actual tendencia minimalista. Ojo, también va de hacer series de escaleras hacia arriba hasta echar el bofe, pues viven en una buhardilla de un edificio muy alto. A Bikila le gustaría

Forrest Gump. Lo mejor de esta peli es que muestra a un tipo que cuando le da por hacer ultras por asfalto (cosa que en USA se lleva mucho pero en Europa no tanto) lo hace con una muy buena técnica de carrera a lo Anton Krupicka, pintas incluidas, en contraposición a la manera de correr de Scott Jurek, talonador. Pues eso, que cada uno corra como pueda y como menos se lesione.

6. Lidera con el ejemplo, no predicando: Al footing espontáneo de Forrest se le suman otros corredores de forma natural, no tiene -ni quiere- convencer a nadie.

Guerra Mundial Z. Va de zoombies que corren maratones a ritmo de bajar de 2 horas en la mítica distancia. Nada de ir andando al trote cochinero como los de The Walking Dead. Kipsang, Mutai y Kimeto no tendrían nada que hacer ante esos bicharracos de zancadas hiperrevolucionadas y fuerza descomunal.

El Señor de los Anillos. Esta no es de correr. Esta es de marcha o de andar rápido. La modalidad vendría a ser superior a los 50 km que practica el gran Jesús Ángel García Bragado.

'El Señor de los Anillos', la película más deseada por los españoles

Priscila, reina del desierto. Unas Drag Queen se calzan unas zapatillas Hokka en la Australia profunda y a veces tienen dificultades para mantenerse de pie. Al final las doman y consiguen bailar mejor que los de 'Mira quien baila'.

Lawrence de Arabia. La participación de Chema Martínez en la carrera por etapas en el desierto de Atacama (ahora anda por la Antártida) vendría ser un homenaje a esta gran película. Para ser sinceros, Chema va mucho más rápido que Lawrence (dónde va a parar), que sólo aprieta el paso cuando cree que va a encontrar agua en la próxima palmera.

Los Juegos del Hambre: Nada más lejos de la realidad, lo que hacen Katniss y Peeta, más allá de intentar sobrevivir y luchar por su propia vida, es un claro ejercicio de extreme running. Total ¿a quién no le gusta ir corriendo en un terreno lleno de obstáculos?

Cisne negro. Unas bailarinas no paran de hacer ejercicios de técnica de carrera y así tienen los gemelos de duros: como las rocas de granito de La Pedriza madrileña o como los de Arturo Casado.

Natalie Portman, una bailarina autodestructiva

¡Jo, qué noche! Un tipo sale a hacer fartlek de noche sin necesidad de llevar ropa o zapatillas fosforitas. Y menos mal que corre más rápido que los vecinos, que van detrás de él como locos porque ha recortado en una esquina o porque quizás ha fotocopiado el dorsal, el cual no lleva visible.

Trainspotting. Unos ladrones de poca monta y mucho vicio hacen series de mil a toda velocidad tras sus hurtos, tanta como les permite el atiborrarse a productos dopantes. El protagonista termina limpiándose tras la preceptiva suspensión, pero deja de correr porque ya no es el mismo.

Bien, si alguna vez habéis visto a gente corriendo en películas que no son de correr, no es grave; pero si os pasa con frecuencia, hacéroslo mirar. Porque hay vida más allá del running. A ver, que no hace falta salir de él. Sólo moderarse