No tienes que alarmarte, pues se trata de algo muy normal incluso en gente muy entrenada, aunque sí es cierto que se da en mayor medida en aquellas personas que tienen tendencia a ser más sedentarias.

Y es que, como dice mi abuela, “quien no está acostumbrada a bragas, las costuras le hacen yagas”.

Aunque hoy en día, los investigadores no saben a ciencia cierta por qué se dan estas molestias, sí que hay algunos trucos para evitarlos o, por lo menos hacerlos menos intensos.

Antes de nada, debemos saber que los calambres son descompensaciones y desequilibrios en nuestra hidratación y en la concentración de electrolitos en nuestra sangre y nuestros músculos. Además, también tienen que ver con lo intenso que sea tu entrenamiento y si no has calentado lo suficiente antes de poner a hacer ejercicio.

Tu estado de forma también tiene que ver, puesto que muchas veces estos calambres vienen por culpa de descompensaciones en la musculatura, que provocan un mayor estrés en los músculos más débiles.

Pero vamos al grano. ¿Cómo podemos evitar esos calambres?

1.- Vigila lo que comes la hora antes de ponerte a entrenar. Si tienes demasiada comida en tu estómago, el cuerpo se centrará en hacer la digestión, y no se preocupará de tus músculos.

2.- Hidrátate con una buena dosis de electrolitos… y no sólo antes del entrenamiento, sino durante todo el día. Mucha gente piensa que si después de correr se toma una bebida isotónica, será suficiente para prevenir agujetas, calambres, e incluso recuperar el organismo después de un entrenamiento de alta intensidad.

Pues nada más lejos de la realidad (y mucho menos para evitar las agujetas). El cuerpo no se hidrata por beber 2 litros de agua del tirón. Para asimilar los líquidos, lo ideal es tomarlos durante todo el día, y una mayor cantidad durante el ejercicio. Te recomiendo que te prepares una botella agua con limón y una pizca de sal, y no te separes de ella en todo el día.

3.- Calienta y tómate tu tiempo para empezar con el entrenamiento. Deja que tu sangre fluya por tus venas, y tus músculos se calienten durante 10 o 15 minutos antes de empezar a darle caña.

4.- Por último haz algunos ejercicios específicos para mejorar el balance y la estabilidad de todo tu cuerpo. Estos ejercicios que trabajan todos los rangos de movimiento harán que tu musculatura esté más equilibrada y sincronizada mientras la educas para que reciba la presión correcta mientras ejecutas tu entrenamiento. Obvia decir que el yoga es una de las mejores alternativas.

Sólo queda decir que si sientes un calambre en medio de tu entrenamiento, baja el ritmo y continúa suavemente. No estires el músculo afectado o la reacción se volverá más intensa.