Si eres de los que buscan cualquier excusa para dejar el deporte a un lado y quedarte en casa tumbadito en el sofá, el temporal que ha azotado a la península durante los últimos días habrá sido tu aliado perfecto. “¿Cómo voy a salir a correr, si está lloviendo?” será la pregunta que habrá rondado por tu cabeza impulsándote hacia el rincón más cómodo y calentito de tu hogar.

Lamentamos comunicarte que, después de leer este artículo, ya no podrás echar mano del mal tiempo para alimentar tu pereza: hacer running bajo la lluvia acumula un buen número de beneficios que te harán replantearte de nuevo si de verdad quieres quedarte en casa o prefieres salir a poner el cuerpo en forma.

La primera de las ventajas de correr cuando llueve es que notarás menos la fatiga. Cuando haces ejercicio, tus músculos generan calor de manera natural incrementando la temperatura del organismo y produciendo la sensación de que el termómetro ha alzado su mercurio –en función de la intensidad del deporte, la sensación térmica puede aumentar entre 5 y 15 ºC–.

Cuando el cuerpo nota una subida en su temperatura óptima intenta rebajarla utilizando el sudor como principal arma. Sin embargo, cuando llueve, el esfuerzo de tu cuerpo para disminuir su sensación térmica será mucho menor porque el agua actúa como enfriador natural. Así las cosas, se puede afirmar que las precipitaciones te permiten trabajar más duro y más eficientemente, ya que se reduce el sobresfuerzo térmico que soporta el organismo.

Una temperatura corporal más baja te ayudará a mantener tu capacidad deportiva en niveles más altos. En esa línea se desarrolla un estudio publicado por la Universidad de Newcastle (Australia) que, tras analizar a los corredores de una carrera de 5 kilómetros, descubrió que los que habían bañado sus caras con agua fría para soportar el calor tenían una activación muscular de las piernas un 9% mayor que los que no lo habían hecho.

Correr bajo la lluvia quema más calorías

Si aun así la idea de correr bajo la lluvia te parece poco atractiva, recurre a este argumento: las carreras mientras llueve queman más calorías que las carreras en ‘secano’. ¿Por qué? La razón vuelve a estar relacionada con la temperatura de la que hemos hablado con anterioridad. Como tu organismo tarda más en entrar en calor, tus movimientos serán más intensos y, por ende, quemarás más calorías.

Cuidado, que tampoco es bueno pasarse de frío. Si el mercurio está muy bajo, tus músculos tardarán bastante tiempo en conseguir la elasticidad necesaria para practicar deporte. En este caso también influyen otros condicionantes climatológicos como el viento o la humedad que, unidos a la lluvia, contribuirán a que percibas más o menos frío y tardes más o menos en aclimatarte para sacar todo el provecho a tu estructura muscular.

En lo que a la pérdida de calorías provocada por las bajas temperaturas se refiere, hay que destacar que tu cuerpo estará más alerta ante los peligros que se encuentra por el camino –recuerda que debes prestar mucha atención para no resbalarte en las superficies deslizantes de algunas aceras o no meter el pie en un charco dando lugar a una lesión–. Esta dosis extra de cuidado se traduce en que tus músculos invierten más energía para mantenerse erguidos, lo que supone un desgaste adicional de calorías.

Recuerda que, si decides imitar a Gene Kelly y sales a ‘correr bajo la lluvia’, es importante el sentido común: extrema las precauciones y sé consciente de que el agua, aunque es muy divertida y te permite saltar sobre los charcos, también puede provocar accidentes que conviene mantener al margen. Evita correr en días de tormentas eléctricas y quédate en casa si pronostican granizo. Tu seguridad es lo más importante.