En una prueba como esta no siempre gana el mejor, si no que en muchas ocasiones, gana el más listo.

El tiempo con el que finalizamos, por ejemplo, una distancia sprint evidentemente nos puede decir el nivel que tenemos (no es lo mismo tardar 1 hora que 1 hora y 20 minutos en este tipo de pruebas), pero nuestro objetivo únicamente no tiene que ser bajar ese tiempo, ni desmotivarnos si empeoramos la marca.

Normalmente, nos encontramos con circuitos más largos o más cortos en cualquiera de los tres segmentos, por lo que el tiempo total no será del todo real (solo será una referencia).

Hablemos entonces de como plantear nuestra estrategia en un triatlón de corta distancia (con drafting permitido).

La natación

Creo que muchos habréis escuchado eso de que en un triatlón (de corta distancia) gana el que llegue en cabeza a la primera boya. Está claro que esto no se cumple, pero sí hay que saber que estos primeros minutos de la prueba serán de máxima importancia para el resultado final.

Si somos capaces de ser la punta de flecha que se suelen formar en esa primera boya (o al menos estar en posiciones delanteras), evitaremos golpes y prácticamente nos aseguraremos salir en el primer grupo (si no desvanecemos en el intento).

Cuando nuestro objetivo no sea llegar el primero a la primera boya (que será lo normal) debemos siempre de colocarnos según nuestro nivel, ni muy adelante, ni muy atrás (más bien algo adelante). Si nos colocamos en las primeras posiciones en la línea de salida y nuestro nivel no es para estar ahí, nos pasarán por encima, y sin nos colocamos muy atrás con un nivel decente de natación, tendremos muy complicado ir subiendo posiciones.

Evidentemente esta estrategia hay que entrenarla y debemos de saber a la hora de planificar nuestro entrenamiento de natación de cara a un triatlón, que los primeros metros son a tope, después viene un tramo en el que bajamos el ritmo y nos estabilizamos, para volver a acabar fuerte en los metros finales con el objetivo de coger buenas posiciones para la primera transición.

La T1 (transición de nadar a bici)

Un nuevo punto clave para tu resultado final en un triatlón de corta distancia, y al igual que pasa con la natación y su peculiaridad a la hora de entrenarla para afrontar este segmento con garantías, es la T1.

Para mí, la T1 no se acaba cuando uno toca pie a tierra, corre hasta su bici, se quita el neopreno y las gafas, se pone el casco y coge su bici. La T1, para mí, acaba cuando el triatleta se estabiliza en la bici, en el que previsiblemente será su grupo, después de haber pasado el que para muchos es el momento de mayor agonía de toda la prueba, momento para el cual hay que estar bien preparado física y psicológicamente.

Este momento no es otro que los primeros minutos del segmento ciclista, en el que en la mayoría de las ocasiones se decide cual será tu compañía, en el que un segundo (y no exagero) puede hacerte entrar en ‘el grupo de la gloria’ o quedarte rezagado en un grupo posterior en el que, previsiblemente, el nivel de los triatletas que los compongan serán menor que esos que iban en el grupo que se te escapó.

Quien tenga la posibilidad de realizar entrenamientos de natación más bici justo después (el rodillo puede ser muy buena opción), podría tener un punto extra en estas situaciones límite, que muchas veces se presentan en carrera.