Una servidora es de la que se echa las manos a la cabeza cuando ve a un ciclista sin casco. Es lo que tenemos las sufridoras, que pensamos que cualquier golpe puede ser letal y eso nos quita el sueño.
Para algunos, el casco puede ser una molestia, algo incómodo. Sin embargo, son obvios los motivos y beneficios frente al incordio de llevarlo puesto, sobre todo uno: puede salvar tu vida en caso de accidente. Una minucia de nada, vamos (léase la ironía).
El caso es que dos jóvenes diseñadoras suecas llevan años desarrollando un sistema que proteja tu cabeza en caso de accidente, pero que evite esa incomodidad de llevar todo el tiempo el casco puesto.
La solución ha sido un casco invisible. A simple vista es como un collarín, pero que se convierte en airbag, en caso de accidente.
Este casco cuenta con un sistema de giroscopios, acelerómetros y otros sensores que permiten detectar la posición del ciclista y activarse en caso de encontrar alguna incidencia como cambio de velocidad o ángulo. Vamos, dos indicadores de que algo no va bien sobre las dos ruedas y de que estamos ante un accidente.
Una vez el sistema detecta un riesgo para el ciclista, en tan solo una décima de segundo se activa este casco que se convierte en un inmenso airbag, insuflado por helio, que cubriría toda nuestra cabeza, incluso la base del cráneo, la nuca y su parte inferior, zona delicada si sufrimos un accidente.
Además, el sistema lleva integrada una especie de caja negra como la de los aviones que registra todos nuestros movimientos durante los 10 últimos segundos antes del impacto.
En términos de seguridad se encuentra muy por encima de los cascos convencionales. Según un estudio de una compañía de seguros sueca y publicado en la página web de sus creadoras, el casco invisible absorbe la fuerza del impacto hasta tres veces más.
Por ejemplo, en el caso de producirse un accidente a 25 kilómetros por hora el ciclista que lleva un casco tradicional tiene una posibilidad del 90 % de sufrir graves daños en la cabeza. Según este informe, con el airbag sueco estas posibilidades no llegan al 2 %.
En apariencia, el Hödving, que así se llama este collarín-casco invisible airbag, parece una simple bufanda. Para su correcto funcionamiento hay que cerrarlo con una cremallera y pulsar el botón “on” que se encuentra en el cierre de esta. El dispositivo emitirá una señal acústica cuando esté correctamente cerrado y listo para funcionar.
El casco cuenta con un sistema de carga mediante USB conectado al ordenador o bien a través del cargador de un teléfono móvil común, con un conector micro-USB. Tiene una autonomía de 18 horas y el nivel de la batería viene indicado por unas luces led. Su precio es de unos 300 euros.