Cuando hace 12 años el ingeniero francés Christian Freschi tuvo que dejar una de sus principales pasiones, correr, por los dolores de espalda que le provocaba el impacto con el suelo, decidió que tenía que inventar algo para volver a disfrutar de su hobbie.

Como buen ingeniero, se puso a pensar soluciones, y llegó a la conclusión de que el principal problema radicaba en las zapatillas que usaba, y que había en el mercado, y que, por tanto, lo mejor sería cambiarlas, darles una vuelta de tuerca a la idea tradicional de zapatilla.

Con esta filosofía, y tras más de una década de estudios, planos, experimentos y prototipos, inventó las zapatillas Enko, que combinan lo tradicional de unas zapatillas con lo modernista de unas suelas con muelles para amortiguar el impacto que se produce al correr.

Para sacar adelante el proyecto decidieron apostar por una campaña de crowdfunding y pedir 50.000 dólares, pero al final las aportaciones de los microdonantes se duplicaron y llegaron hasta los 100.497.

Estas zapatillas aportan dos amortiguadores debajo de la suela, que absorben el impacto del pie cuando se produce la zancada y provoca que la energía generada vuelva a rebotar en beneficio del corredor y, sobre todo, de sus maltrechas articulaciones.

Las Enko también se adaptan al peso del corredor, puesto que no es el mismo impacto si pesas 80 kilos que si pesas 115, el límite de uso de las zapatillas. Además, también te permite regular si las vas a usar para andar, en cuyo caso los muelles no se despliegan, o para correr, cuya activación solamente requiere mover una palanquita y… magia.

El principal problema con el que se pueden encontrar las Enko es su elevado precio de venta al público. Actualmente se pueden comprar a través de la página web por un “módico” precio de 359 euros y, según afirman desde la marca, no tienen pensado bajar el precio por todo el proceso que conlleva y los materiales utilizados.