Hace ya unos años, cuando era un crío y viajaba con mis padres en el Seat Málaga de la familia destino Benidorm, mi padre siempre me enseñaba un “prodigio de la tecnología” que llevaba en la guantera para ocasiones de pit-stop en la autovía: un vaso plegable.
Aquel invento, que hoy se puede se puede ver en cualquier comercio chino y, probablemente en aquella época en cualquier bazar, te ofrecía un apañado vaso de plástico en apenas un cilindro de unos pocos centímetros.
Hoy, quizás basados en aquel invento prodigioso, ha nacido en Valencia una start-up cuyo principal producto no son los vasos de plástico plegables, sino los cascos para ciclistas plegables.
Puede parecer una absurdez el símil, pero el funcionamiento es muy parecido si no idéntico: el casco, plegado, cabe en cualquier mochila sin apenas ocupar espacio; desplegado, tiene la función básica de poder salvarte la vida. Además, a esto le unes un diseño propio del S.XXI y que te puede recordar a llevar un tupper en la mano y ya lo tienes.
Lejos de comparaciones, Fuga, que es como se llama el invento, tiene capacidad de hacerse plano y plegarse más de un 50%, lo que te permite transportarlo de una manera sencilla, evitando ese problema que tienen todos los ciclistas (de los que llevan casco) de dónde meterlo una vez te bajas de la bici.
Su forma principal son tres anillos móviles, que, de un solo movimiento, te permiten convertirlo en tan solo uno, con el consiguiente ahorro de espacio. No obstante, a pesar de reducir su tamaño, está perfectamente certificado para su uso y disfrute.
Además, lejos de la principal ventaja ya explicada, sus creadores, Carlos Ferrando y Rafa Cerdá, quieren convertir a fuga no solo en un casco que salve vidas, sino también en un accesorio de moda más dentro del ecosistema de la bici, como pueden ser hoy en día las propias bicis, los sillines, las mochilas o, por qué no, las barbas.
Por el momento, el casco Fuga está en pre-venta pero está previsto que se empiecen a enviar en esta primavera por un precio aproximado de 72€.