Tener el pecho grande y hacer deporte ya no es incompatible, al menos si el tamaño se debe a una prótesis. Puesto a elegir, las más adecuadas son aquellas con las que hacer ejercicio no suponga un problema, es esencial decantarse por unas ligeras, independientemente del tamaño, para no sufrir consecuencias indeseadas.

“La diferencia entre las prótesis B-lite y las convencionales es principalmente de peso, pesan un 30% menos que las prótesis de silicona normal. No se trata de que estén fabricadas con otros materiales. No, es el mismo, la silicona, ideal porque no produce alergias, pero el tratamiento de la silicona es diferente. Incluye microesferas que forman un gel cohesivo más ligero y más fuerte”, nos aconseja el doctor Doménico Ventura, cirujano estético en Clínicas Dorsia, asegurando que además resulta mucho más natural al tacto que otros rellenos artificiales.

Está pensado para mujeres que quieren aumentar de pecho, que no de peso, y especialmente para deportistas. Y es que a pesar de la protección usada, hacer ejercicio de alta intensidad cuando se tiene un gran pecho supone un problema en muchas ocasiones, a menudo resulta incómodo y doloroso, pues los botes al correr, por ejemplo, pueden llegar a desgarrar el músculo pectoral.

“Esa falta de ligereza repercute en el movimiento, da calor y afecta de alguna manera a la práctica”, explica el cirujano, quien aconseja reducir el peso para que no suponga una barrera en la práctica de nuestro deporte favorito.

Su colocación se realiza mediante la técnica convencional, ya sea de aumento o de elevación, e insiste el especialista que las prótesis mamarias se colocan detrás del músculo, con lo cual quedan perfectamente sujetas.

Se consigue con la reducción de peso un mayor control de la mama, aunque dependiendo del tamaño tampoco podemos dejar de protegernos adecuadamente.

“Es posible hacer ejercicio, pero es cierto que cuando hablamos de deportes con movimientos rápido e impacto, el mismo running, se precisa de un sostén deportivo que, sobre todo, sujete”, recomienda el especialista. Es necesario un buen sostén deportivo que se adapte perfectamente y amortigüe los movimientos más bruscos.

Un sujetador adecuado reduce el movimiento del pecho hasta en un 78%, pues unos grandes pueden llegar a rebotar 14 centímetros, con la consiguiente flacidez y dolor.

Estéticamente no se notará la implantación de una prótesis ligera, porque la anatomía femenina no varía, sin embargo “lo que sí se va a notar a nivel belleza es el menor envejecimiento de la piel puesto que al sentir menos peso y, sobre todo, menos peso en movimiento en los tejidos, que no se fracturan tanto”, asegura el Dr. Ventura.

Se evitan microtraumatismos, que además produce un envejecimiento prematuro en la piel, y duran más, pues a menor impacto una vida más larga. El tamaño del pecho ya no volverá a ser un problema para las deportistas que sueñan con uno voluminoso.