Imagínate un parking lleno, a rebosar, de bicicletas. Puede que si eres un apasionado de las bicis te parezca el paraíso pero también puede ser un infierno si la tuya está entre ellas y te toca buscarla. Esto es más o menos a lo que se enfrentan cada día aquellos que deciden aparcar su bicicleta en la estación de tren de Amsterdam.

Ante esta problemática, los diseñadores de FROLIC Studio se dieron 24 horas para tratar de resolverlo. ¿El resultado? El timbre de la bicicleta llama a su dueño.

Pero vayamos por partes. Todo comenzó cuando Ruben van der Vleuten y Andrew Spitz decidieron colocar un buzón en su estudio para recoger todas aquellas problemáticas que se les iban ocurriendo. "La mayoría de nuestros proyectos con clientes nos llevan varios meses de trabajo, pero durante ese tiempo se nos ocurren otros muchos problemas o retos que podríamos resolver, así que los vamos metiendo en una caja", relata Spitz a Correr y Fitness. "Cuando tenemos algo de tiempo entre proyecto y proyecto, elegimos uno de estos retos y tratamos de solucionarlo en 24 horas".

Bike Bell

Fue así, como uno de esos días 'de paso' entre un diseño y otro, se decantaron por el siguiente desafío: "No puedo encontrar mi bicicleta en la estación de tren". Todo estaba listo,  el 'juego' consistía en darle solución en menos de un día. "Esto significa que con la lluvia de ideas, la construcción de un prototipo de trabajo y su prueba a pie de campo no hay mucho tiempo para pensar y pedir segundas opiniones, esto nos obliga a poner la intuición por delante y también es una manera de mantener en forma nuestras habilidades".

Y surgió la solución en forma de timbre y aplicación móvil al que bautizaron como 'Bike Bell'. Para ello, los diseñadores 'hackeraron' el campanillo de una bici manteniendo su aspecto habitual. En su interior colocaron un sistema electrónico que utiliza la tecnología  bluetooth.

Así, cuando aparcas la bici y te alejas, se rompe el contacto con el bluetooth y automáticamente una 'app' registra su posición en un mapa. Esto te permite saber aproximadamente dónde se encuentra, pero, además, cuando te encuentres cerca, puedes hacer que la propia bici te llame haciendo sonar el timbre.

Los creadores admiten que también podría servir como sistema anti-robo aunque aunque aseguran que prefieren centrarse en el objetivo original del timbre para seguir "haciéndolo muy bien y mantener sus funciones claras y sencillas".

Pese a que de momento es sólo un prototipo ya ha suscitado un gran interés, por lo que le estudio ha decidido convertirlo en producto y ahora están en fase de fabricación. "Nos tomará algunos meses pero ¡lo haremos!", apunta Spitz. "Tampoco tenemos claro de momento cuál será el precio, pero queremos que sea muy razonable".

De hecho, están también dándole vueltas a la idea de lanzarlo a través de alguna plataforma de financiación colectiva como Kickstarter or Indigogo de manera que gente de cualquier parte del mundo pueda adquirirlo. "También estamos buscando canales de distribución por lo que si alguien de España está interesado, por favor, que nos contacte", señala el diseñador entusiasmado.

Y mientras FROLIC Studio continúa sacando adelante su Bike Bell advierten de que hay otros muchos retos que faltan por resolver. Si tú tienes alguno, basta con que les mandes un email o que se lo hagas llegar a través del hashtag #24FROLIC en Twitter. ¿Qué dices? ¿Te animas?