Bien. Toca empezar a hablar sobre ese periodo que divide a las almas en el mundo. Están los que adoran, buscan y disfrutan el sol y la torradera. Frente a ellos, en confrontación eterna, quienes sudan, se sofocan y huyen del sol como de la peste. Pero, cuando el calor se mezcla con nuestro deporte favorito, unos y otros nos deshidratamos. Y es impepinable pensar en reponer esos sudores que nos gotean y enguarran.

¿Correr alrededor de una zona con fuentes? ¿Parar en las tiendas de alimentación de tu barrio y comprar un refresco? ¿Iniciarse en el terraza-running?

Nada de esto es siempre posible, ni práctico, usual ni está aceptado socialmente. Pero para eso, para tu inserción en la sociedad, las marcas deportivas trabajan sin parar y nos ofrecen las siguientes opciones. Vamos a echarte una mano en despejar dudas.

Bidón con asa

Desde el mundo del correr estadounidense llega este gizmo. De capacidad limitada pero suficiente para un entrenamiento normal, supone que llevarás una botella en la mano pero con la sensación de llevar un guante.

En el colmo del ‘colmismo’ hay un modelo que va atado con gomas a un mini guante (estos chicos del triatlón). El tacto es muy variable y hay que acostumbrarse un poco.

Aun así, es muy eficaz y todo, beber, rellenar incluso, queda muy a mano. Empieza pidiendo prestada una pequeña, de capacidad mínima. Será lo más parecido a correr con una botellita en la mano

Riñonera con un bidón

No te gusta llevar cosas en la mano o es para ti un peso a evitar. La solución más común desde los últimos noventa ha sido adosarlo a un cinturón o riñonera. La botella queda fijada a la cintura. Lo habrás visto mil veces. Poco que comentar.

Puedes usar las botijas de ciclismo, que -esto es importante- pueden transportar hasta 750cl y salvarte más minutos de rodaje. Su contrapartida es el hecho de aprender a desenfundar mientras corres y que probablemente tengas que parar un segundo. Pero si ha sido la solución más usada, es por algo.

Cinturón con varios bidones

Es una variación más gourmet de la riñonera. Verás, los recipientes son de menor capacidad pero puedes participar de esa guerra por la especialización alimentaria y meter agua en unos y sales o isotónico en otros. O coñá o un zumo casero que sabes que te sienta bien o…

Idioteces aparte, la suma de botellas menores suele igualar al bidón. No consigues mucho más. Sí que te permite repartir el consumo por tramos, asociando una sección a cada botellita si eres un poco despistado o novato y no sabes si te quedarás sin agua a mitad de camino por un mal cálculo.

Existe una versión mixta que es el cinturón o riñonera con dos recipientes para la botija grande. Evidentemente son palabras mayores. Alcanzas el litro de capacidad y te acercas a esa autonomía para grandes kilometrajes. Luego volveremos a ello.

Botella plástica flexible

Un par de marcas se tiraron de cabeza a unas botellas de plástico endeble. Hay gente que las adora por su maleabilidad y fácil disposición en la mano o en las mochilas. Otros no pueden con ‘eso’ en la mano.

Se elimina el peso (mínimo, la verdad) del recipiente rígido de plástico. Y al mismo tiempo vas reduciendo su volumen según bebes el contenido. Esta flexibilidad las convierte en un complemento que no ocupa nada en las mochilas. Más apropiadas, creo, y así las uso yo, para las grandes kilometradas en las que llevas a la espalda todo lo necesario.

Mochila de hidratación

En el extremo de capacidad tenemos la gran bolsa de agua. Hasta dos litros de un tirón. Es evidente que ese peso no es viable para su transporte a mano. Se insertan en un compartimento de las mochilas deportivas, para bici de montaña y para trail y ultradistancias.

El tronco lleva adosado el peso pero también genera calor como para convertir esa bebida en sopa templada. Aun así, no se ha inventado nada mejor para superar los dos litros, salvo repartir varios recipientes y bidones por los compartimentos de las mochilas o chalecos para grandes distancias.

¿Dudas que surgen? Hay una muy simple: el líquido no se regenera y, tarde o temprano, o si el calor es intenso o tienes la boca como la lija, tendrás que reponer esos 50 o 100cl en algún lado. Todos los sistemas son una solución temporal para ayudarte con la hidratación y ninguno de ellos te convierte en un ser inmune a las temperaturas.

Quizá, para tus entrenamientos habituales por encima de los veinte grados, sea suficiente con una versión reducida de los sistemas de transporte de líquido. También será interesante que evites las ‘grandes expediciones’ y reduzcas tus recorridos a secciones con una fuente en la que puedas parar cada veinte o treinta minutos.

Como con la tolerancia al calor ocurre lo mismo que con los culos, que cada uno tiene el suyo, lo mejor es conocerse, empezar siempre poco a poco y no arriesgar el físico porque “Ah, ahora con el bidón este ya puedo salir a mediodía con la torraera”. Sensatez, queridos y queridas.