Te ofrecen información sobre los pasos que das, las calorías que consumes, la velocidad a la que caminas, las distancias, las pulsaciones… Son las pulseras y relojes inteligentes que encontramos ya en la muñeca de cualquier deportista, pero ¿alguna vez se te ha ocurrido cuestionar toda esa información que te aportan?

En Estados Unidos, sí. De hecho es allí de donde viene la polémica sobre la veracidad o no de los datos que ofrecen estos gadget. La duda comenzó cuando el prestigioso New York Times se preguntaba en un artículo si realmente era preciso Fitbit, uno de los medidores más famosos.

De este modo, un grupo de periodistas e investigadores decidió poner un poco de luz sobre este asunto del que ha surgido un estudio que revela que los datos recogidos por este tipo de dispositivos serían altamente imprecisos durante una actividad física intensa.

La marca no tardó en responder asegurando que sólo se trataba de un intento por descreditarla y que la prueba se había realizado sobre un grupo muy reducido de personas (poco más de 40).

Sin embargo, no es el único informe que existe en este sentido con conclusiones muy similares. Así, el doctor Matthew Wallen, de la Universidad de Queensland decidió estudiar también el grado de fiabilidad de este tipo medidores de distintas marcas.

Para ello, monitorizó la actividad de 22 voluntarios mientras corrían, caminaban, iban en bici y descansaban. En total el ejercicio duró alrededor de una hora. Para ello, se llevaban a cabo lecturas electrocardiográficas que medían su frecuencia cardíaca cada 15 segundos y analizaban mediante un sistema de control el número de calorías que quemaban.

Aparte de ello, todos llevaban un brazalete inteligente o un reloj que estaba calibrado en función de la edad, peso y sexo de los individuos.

Posteriormente se compararon los resultados: el margen de error que existía entre los datos extraídos en el laboratorio y los dispositivos fue de entre un 9 y un 43%.

De este modo, según Wallen, del estudio se desprendió que los distintos gadget estaban infravalorando la cantidad de calorías quemadas por los voluntarios durante la sesión.

"En lo que se refiere a la frecuencia cardiaca estos dispositivos son bastante precisos, con una variación de entre un 1 y un 9%”, afirma Wallen. "Sin embargo, con el gasto de energía, nos pareció que existía una gran diferencia ya que se estaban subestimando las calorías quemadas".

Así, el porcentaje de error en el gasto de energía fue de entre 9 y 43%.  "Si alguien está usando un brazalete que le informa de que ha quemado 100 calorías, en base a nuestros datos, podría haber quemado 150 calorías dependiendo de la variación", señala.