Si antes el escuchar la frase de: “Lo he visto con chándal y no tiene buen aspecto”, era un signo de derrota, de dejadez, de un bajo estado anímico, hoy puede traducirse en un significado totalmente contrario.
Según un estudio realizado por la prestigiosa Escuela de Negocios de Harvard en una de las zonas de compras más exclusivas de Milán, los compradores con un mayor poder adquisitivo son aquellos que muestran una falta de pretensiones, es decir, aquellos que hacen sus compras en modo sport.
Esta fue la respuesta de los trabajadores de las tiendas de lujo de la ciudad italiana, al preguntarles su opinión sobre los distintos compradores. De este estudio se llegó a la conclusión de que el concepto efortless chic o el vestir fuera de las tendencias parece ser un símbolo de poder, de un alto poder adquisitivo.
¿Y ese chándal que estábamos pensando tirar? El que usamos para ir por casa o el que solo llevamos para salir a la calle y hacer esas compras exprés. Vivimos en la sociedad de las prisas y la moda es un reflejo de ello.
El chándal ha ocupado un lugar destacado en las calles y se ha convertido en una prenda multiusos. Un hecho que ha dado lugar a una división de opiniones.
El chándal y las motivaciones políticas
El chándal se ha convertido en el uniforme para algunos políticos que lideran ciertos países, en su propia campaña de imagen. No existe otra versión para sus apariciones públicas, solo una, el vestirse en versión deportiva con los colores de su patria.
El chándal y el glamour
Como ya apuntaba al principio, para muchos el chándal es un nuevo estilo de vida, de aquellos que no se preguntan lo que es correcto y que incluso la comodidad es un símbolo de lujo.
Es lo que conoce con el nombre de athleisure, la corriente de moda donde la ropa de gimnasio se ha convertido en ropa de calle al uso. Ahora podemos decir que vestimos brunch con unos pantalones de chándal y ser la persona más glamurosa.
Pensemos en tiendas especializadas en ropa de alta gama con una sección enteramente dedicada a los pantalones de chándal. Las hay y no son pocas. ¿Un pantalón de chándal que oscila entre los 100 a los 1.600 euros?
Un fenómeno muy real. Es entonces cuando nos preguntamos si tiene sentido pagar tanto dinero por un chándal. Los expertos en moda tienen la respuesta: la clave está en los detalles, en los materiales y en los procesos.
Cuestión de funcionalidad
La actividad física cada vez ocupa un lugar más destacado en nuestras vidas y tiene sentido que cada vez sean más las prendas cómodas las que acaben ocupando un lugar destacado en nuestro armario. Algo tan sencillo como una cuestión de funcionalidad.
Los domingos perezosos, aquellos en los que el chándal era el mejor uniforme han cambiado. Han cambiado o bien parece ser que para muchos todos los días se han convertido en domingo. Llegado a este punto me pregunto: ¿El mundo de la moda ha ayudado a derribar muros?