Pero no es complicado, solo hay que escuchar a nuestro cuerpo pues "el propio organismo te dice si tienes frío o si estás sudando en exceso y no es precisamente por el esfuerzo. El organismo se adapta a la temperatura, pero si hay sudoración, la cara se enrojece, cuesta respirar… si es así es porque hay exceso", advierte el doctor Manuel Quintana, Coordinador del Servicio de Urgencia de Adultos de La Paz. En el término medio está la virtud.

"Lo razonable es abrigarse lo adecuado, si te abrigas mucho pierdes líquido en exceso, lo que no es beneficioso para el organismo, y si no te abrigas adecuadamente se produce una vasoconstricción cutánea, es decir la sangre deja de ir a los tejidos menos importantes, como la piel, produciéndose para mantener el calor un mayor consumo de energía", explica el especialista que aboga por la lógica a la hora de cubrirse durante nuestras jornadas deportivas.

Ojo con abrigarse demasiado. Excepto en ocasiones extremas, podemos ahorrarnos salir a hacer deporte muy cubiertos, y tampoco debemos olvidar que aquello que llevemos puesto deben ser prendas técnicas, con aislante térmicos pero transpirables recuerda el doctor Quintana, y sí, "la falsa idea de que si uno se abriga mucho y suda más pierde peso es una leyenda urbana, lo que se elimina es agua que en seguida se recupera, y es una pérdida brusca y tan forzada que sí puede tener consecuencias negativas en el organismo".

Ni para adelgazar ni porque seamos más frioleros de la cuenta, dejemos los plumas y bufandas y cubramos zonas clave que nos protejan de las bajas temperaturas sin temor a sufrir consecuencias negativas y padezcamos una congestión por calor.

"La cabeza, manos y pies es donde se produce mayor dificultad para mantener la temperatura adecuada, por eso es necesario el uso de calcetines y guantes adecuados. Hay que abrigarlos bien y con materiales que transpiren", aconseja el doctor Quintana.

Encontrar el equilibrio puede no ser fácil, pero en caso de elegir es mejor abrigarse menos que más. Una recomendación que hace el especialista no sin antes recordarnos las consecuencias de exponerse a bajas temperaturas, "se produce una vasoconstricción y se puede entrar en situación de  hipotermia, se puede tener sensación en zonas sacras, que falte el ritmo adecuado en puntas de los dedos de los pies, manos, en orejas, que no llegue bien el riego y que al volver a calentarse se produzca una sensación dolorosa", dice el doctor.

El cuerpo, que se mantiene en circunstancias normales a 36 grados, se regula solo independientemente de las temperaturas externas y solo en caso de enfermedad o situaciones muy extremas suben o bajan esos grados, como por ejemplo  "si se corre en sitios de nieve el organismo para generar calor debe aumentar consumo energético y tenemos tiritonas y parece que los músculos se constriñen… ", detalla el doctor de La Paz.

Gorros, guantes y unos buenos calcetines serán esenciales para que una carrera a bajas temperaturas sea igual de cómoda y apetecible que siempre.