Tras años de insinuaciones de L’Equipe, las cuales eran repelidas con acusaciones de envidia por los seguidores de Lance Armstrong, saltó la noticia: El mejor ciclista de todos los tiempos, tras meses de silencios incómodos, reconocía en directo en el programa estrella de una televisión estadounidense que había recurrido a las sustancias prohibidas de forma continuada para mejorar su rendimiento deportivo, el cual estaba prolongando en triatlón. El doping, así pues, estaba detrás de sus gestas deportivas.

En ese momento, su patrocinador, Nike, emitía un comunicado: «Debido a lo que parecen pruebas insalvables de que Lance Armstrong participó en dopaje y engañó a Nike durante más de una década, con gran tristeza terminamos nuestro contrato con él. Nike no aprueba el uso de sustancias ilegales de ningún tipo para mejorar el rendimiento», decía, el cual era seguido por la renuncia del propio ciclista a presidir la fundación contra el cáncer Livestrong. “Lo dejo para evitar cualquier efecto negativo como resultado de la controversia que rodea mi carrera”, apostilló.

De paso, el americano, quizás por verse incapaz de asumir su papel de protagonista único o a modo de pataleta inmadura del tipo “yo no era el único”, dejó caer acusaciones veladas a otros colegas de profesión por su gran relación con médicos españoles e italianos especialistas en medicina deportiva. Ya saben: Sabino Padilla, Nicolás Terrados, Michele Ferrari...

Hace unas semanas, tras años en el punto de mira, el TAS condenó a Marta Domínguez a tres años de suspensión por irregularidades en el pasaporte biológico. Nike ha evitado emitir un comunicado al respecto.

Es cierto que la exsenadora (el PP la borró de sus listas) antes de hacerse pública la noticia, ya no estaba en activo, pero no es menos cierto que la seguían llamando para actos publicitarios y la surtían de prendas y zapatillas, como bien se pudo ver en la San Silvestre de 2014, prueba insignia de la empresa de Oregon en España.

Reservado el derecho de admisión a dopados

A continuación, os dejo una pequeña cláusula del contrato de una gran empresa no deportiva con un deportista de élite, que hace referencia de forma descriptiva a un presunto caso de doping que pudiera darse:

-Sin perjuicio de la facultad que le asiste a ‘Empresa’ de conformidad con la siguiente cláusula XX, durante la vigencia del Contrato el Sr. ‘Deportista’ se obliga a mantener una actitud que no perjudique la reputación de ‘Empresa’, en particular se obliga a actuar con decoro y corrección en todas sus apariciones públicas, así como no provocar ni participar en situaciones escandalosas, ilícitas o delictivas de ningún tipo.

La ‘Empresa’ podrá resolver anticipadamente el Contrato, si considerase que su buen nombre o reputación se vieran gravemente perjudicados ante la comisión por parte del Sr. ‘Deportista’ de algún comportamiento que por su naturaleza y circunstancias fuere reprobable ante la opinión pública o ante la publicación de hechos o acontecimientos en torno al Sr. ‘Deportista’ que pudieran producir el mismo resultado.

Si bien en las empresas deportivas se nombra específicamente al doping, el caso es que en todos los contratos las empresas se guardan la libertad de cancelar el contrato con el deportista o no de forma unilateral. Y hay veces que las empresas no creen oportuno romper la vinculación con el dopado confeso. O casi confeso… Porque de nuevo conviene recordar que las empresas deben ajustarse a la legalidad vigente, y a posibles acciones legales de sus patrocinados. O expatrocinados.

En el libro ‘El contrato de patrocinio deportivo’, Sandra Liliana Echeverri, Doctora en derecho y Máster en derecho deportivo, advierte con claridad de ello.

“(..) No obstante, en los supuestos que den lugar a procedimientos disciplinarios, como en materia de dopaje, se debe obrar con tacto. La cláusula que establezca la rescisión de contrato por dopaje, deberá ser respetuosa con los principios de seguridad jurídica y presunción de inocencia, y asimismo, tomar en consideración que el proceso que sigue a una consideración por dopaje, podría concluir con un resultado exculpatorio al cabo de los años o de los meses, que puede beneficiar la imagen de los patrocinadores que hayan apostado por la limpieza del deportista”, señala.

Conviene recordar que en el dopaje en sí, hay dos tipos de delito: Por un lado, contra la salud pública en caso de que haya tráfico ilegal de sustancias; por otro, el robo de ayudas públicas a deportistas y patrocinios de marcas, un dinero que debería haber ido a parar a todos esos atletas limpios.

Esos curiosos casos

Lo anterior, es decir, aquello de obrar con tacto, no va ni con los periodistas deportivos, en la mayoría de los casos, ni con los aficionados.

Ojo, que en muchos casos su rudeza no está reñida con la realidad, y no deja de ser una causa de la lentitud de la justicia y las extrañas y laxas leyes en materia de dopaje. Y más en España. Otras veces, en mi opinión las menos, no tienen razón de ser y son instigadas por deportistas cazados que no dan ningún tipo de pruebas.

Volvamos a las marcas y a algunos los casos concretos para observar la forma de actuar ante estos escándalos. Partiendo del de Lance Armstrong, el cual se disponía a reinar en el Ironman mundial de la mano de Nike cuando todo se le fue al traste, vayamos a otros de Nike.

Cuando Marion Jones fue vinculada con el caso de los laboratorios Balco, Nike esperó a que venciese el contrato con la atleta para no renovarlo, sin romperlo de forma radical al conocerse el caso.

Justin Gatlin, que dio positivo en dos períodos de su carrera, volvió a ser patrocinado por Nike tras cumplir su última sanción. Unos lo llaman reinserción, la segunda oportunidad. O tercera; otros, lo definen como ser el segundo hombre más rápido del mundo, lo cual vende.

Esa segunda oportunidad también la tuvo Tyson Gay por parte de Nike tras cumplir su sanción por consumo de sustancias prohibidas, quien fue despedido por Adidas sin miramientos en el momento de dar positivo.

También fueron bastante ‘legales’ en Nike con Marta Domínguez. Es decir, que a pesar de que apareció el nombre del perro de su marido, Urco, en unas bolsas de sangre al lado de su móvil dentro de las investigaciones de la Operación Puerto en 2006 y de que en 2010 fue detenida en el marco de la Operación Galgo, también contra el dopaje, Nike nunca rescindió el patrocinio con ella. El consumo no estaba penado.

De hecho, en la San Silvestre Vallecana del año pasado fue invitada de honor de la marca, a pesar de que ya estaba fuera del circuito profesional. Tras la condena de la atleta por parte del TAS hace unas semanas, debido a que el pasaporte biológico indica que la atleta se dopó según un grupo de expertos de renombre, se desconoce si Nike seguirá con algún tipo de relación con la palentina. Lo cierto es que la justicia deportiva va por un lado, y la ordinaria, por otro.

Pero también Adidas, como otras muchas marcas, es de segunda oportunidades. Cuando el español Julio Rey dio positivo por mesterolona en dos controles diferentes en el plazo de unas semanas, en el Campeonato de Cross de España y en el maratón de Rotterdam.

Movió Roma con Santiago para probar su inocencia. Tras sus dos años de sanción volvió con Adidas, logrando el récord de España de maratón en Hamburgo (2h06’52”). No fue el caso del alemán Dieter Baumann (‘pasta de dientes gate’ ). Si bien en su regreso volvió a competir con la selección alemana, patrocinada por Adidas, fichó por Asics.

Último ejemplo, de nuevo de Nike. Diciembre de 2010. La brillante mediofondista Nuria Fernández, mejor atleta española del Año tras su oro en los Campeonatos de Europa, es llamada a declarar por la Guardia Civil en el marco de la Operación Galgo.

Reconoce que compró unas ampollas a la médico Yolanda Fuentes, esposa de su entrenador, Manuel Pascua, especificando que nunca se las puso. “Me dio miedo”, declaró.  Nuria nunca ha dado positivo y su pasaporte biológico no indica nada raro. A día de hoy, sigue siendo una de las corredoras españolas de Nike y es su imagen en muchos eventos con corredores populares, los cuales le limpian la imagen.

Todo legal. Las marcas deciden gracias a los contratos que han firmado, midiendo pros y contras. El resto de deportistas patrocinados, limpios, ponen el grito en el cielo porque dejan de ingresar patrocinios por culpa de los dopados; también becas. Pero no se les ocurre ir en contra de sus propios patrocinadores...