Me levanto sin remolonear, ritual pre carrera de desayuno completo de avena, nueces, fresas y plátano bañado en leche de avena y miel. “Así no hay quien me pare” pienso.

En la salida, muchos participantes entre los que me encuentro habíamos dejado para última hora eso de recoger el dorsal. Afortunadamente la proporción entre trabajadores organizando y asistentes es equilibrado por lo que la cola avanza rápido y la salida cumple con la hora prevista.

Me habían dicho que dosificara mis fuerzas, ya que es una carrera que se podía dar muy bien , si la primera parte conseguía controlar los esfuerzos. Y es que la Rexona Street Run es una carrera de ida y vuelta, desde Cibeles hasta Plaza Castilla. Los 5 primeros kilómetros son en “falsa pendiente”,  verdadera más bien en algunos tramos…y los 5 siguientes son en bajada.

Por esta vez, y en contra de lo que pasa a veces en las carreras, que hay una tendencia natural a salir disparado, conseguí empezar despacito, controlando que las pulsaciones no subieran por encima de las 160. En esta ocasión se trataba de disfrutar.

Paula Butragueño haciendo un InspiraJump

El último kilómetro antes de llegar a Plaza Castilla es el que me resultó un poquito más duro, supongo que porque empiezas a ver a gente ya de vuelta disfrutando de la pendiente favorable y te apetece estar al otro lado de la acera ya. La primera mujer que vislumbré ya de regreso a Cibeles fue Tamara San Fabio, que pasó como un galgo frente a mis ojos.

La verdad es, que según dabas la vuelta en Plaza Castilla, el panorama se volvía una gozada. Castellana cortada para nosotros, 5 km fáciles por delante y tiempo para mirar hacia un lado y otro y disfrutar de lo bonita que es nuestra Ciudad.

Había ambiente, gente con ganas pero sin multitudes de ningún tipo. El carácter era ameno, pero no tan festivo cómo otras carreras. Se podía correr muy bien y sin ningún tipo de aglomeración. En fin, una muy buena manera de empezar un domingo, con todo el día después por delante y la sensación del entreno ya hecho.

Esto sólo podía terminar de una manera, con un inspirajump de los que me acompañan en cada carrera superada.