¿Qué ha pasado? Si antes te pasabas la jornada laboral deseando que llegase el momento del entrenamiento, si entonces te apuntabas con ganas locas a todas las carreras para superarte, y disfrutabas poniéndote el reto de superarte a ti mismo semana a semanas, y sumabas dureza y distancia a tus entrenamientos con el fervor de un iluminado… pues todo eso que hacías puede ser precisamente la causa de tu estado actual: te has pasado, te has quemado física y mentalmente. Te has topado con el burnout en el running.
Antes de volver a las causas del burnout en el running, el cual se suele manifestar en los corredores de fondo, vayamos a los síntomas, que no son pocos: fatiga crónica, pesadez de piernas, dificultad para conciliar el sueño, enfermar por resfriados con frecuencia, aumento de las pulsaciones tanto en reposo como corriendo, dolor muscular, pérdida de apetito.
También los hay mentales: esa desgana a la que se hace mención al principio tanto para entrenar como para competir, depresión, ansiedad antes de entrenar.
Las causas: has superado tu límite y lo has hecho durante demasiado tiempo
Siempre teniendo en cuenta que cada corredor es único cuando se trata de buscar causas fisiológicas a un problema, tres son las causas más comunes que le llevan a un corredor o corredora a sufrir varios de los síntomas antes descritos con diferentes variables combinatorias:
-Anemia. Lo primero que hay que hacer es someterse a un chequeo médico. Si el resultado es que tienes un porcentaje insuficiente en la sangre es lo que se denomina Anemia. Comúnmente, falta de hierro en la sangre, lo cual, en ocasiones se tiene predisposición genética a sufrirla.
-Fatiga crónica. El cuerpo es sabio y muchas veces se lesiona antes de llegar a este punto. Pero en ocasiones, más entre la élite que entre los populares, no llega la lesión tradicional y se alcanza un estado de flojera que hace que el atleta deba dormir de 17 a 20 horas al día. Lo de entrenar se convierte en ciencia ficción cuando levantarse de la cama sólo es comparable al peor muro del maratón que más sufriste.
-El sobreentrenamiento. Es la madre de todas las causas del burnout en el running. En ocasiones, al entrenar de más se alcanza la fatiga crónica; en otras, la anemia. Pero es ese entrenar por encima de las posibilidades la causa principal de pasar a odiar el correr.
¿Qué hacer o qué no hacer para evitar el burnout?
Hay formas de abordar esto de correr que son evidentemente perjudiciales, pero están relacionadas con esa capacidad que tienen algunos para convertirse en yonkis del running. O con la falta de sentido común.
Aquí, una guía de puntos que te ayudarán a seguir disfrutando de tu afición al correr:
-No compitas cada poco tiempo. No vayas a todos los diezmiles. Con uno al mes o cada tres semanas, observarás de forma más real cuál es tu progresión y si tu cuerpo asimila los entrenamientos. Más que suficiente.
-No entrenes siempre por el mismo recorrido. Varía de ruta.
-No corras siempre fuerte y no vayas compitiendo en los entrenamientos.
-Descansa. Pero de verdad.
-No estés todo el día hablando de correr.
-Si un día, realmente no te apetece correr, no corras. Seguro que sabes distinguir perfectamente cuando es pereza y cuando no tienes ganas de verdad.
-Tómate temporadas en ‘barbecho’ sin estar lesionado. El cuerpo lo agradece; también la mente.
En definitiva: tienes todo a tu alcance para que el correr siga siendo un momento de disfrute.