Si por algo se caracteriza la moda de los deportes en la naturaleza es por la cantidad de entrenadores y motivadores que se encuentran en redes sociales y en los lugares más frecuentados de entrenamiento.

Todo el mundo tiene que decir algo sobre entrenamiento, que han leído en una revista o aprendido en un curso o taller o repiten lo que han oído en conversaciones con gente con mejores resultados.

Cada uno contará y aplicará el método que más le ha gustado, casi siempre una receta para la desmotivación y la lesión; el entrenamiento psicológico y la voluntad son ingredientes fijos de la receta.

En un mismo fin de semana podíamos leer que Kilian Jornet y Ueli Steck realizaban corriendo en diez horas totales el ascenso de la cara norte del Eiger, uno de los llamados tres últimos problemas de los Alpes y que aún hoy es un reto serio para un alpinista entrenado, y que un corredor fallecía en los 20 kilómetros de la Behobia- San Sebastián (y otros cuatro necesitaban atención de urgencias). Además de las ganas y de la voluntad, los corredores- escaladores español y suizo tienen algo de lo que carecen los atletas populares.

Eso sí, si alguien desea ponerse a prueba y quiere colgarse la medalla con el lema que define el siglo XXI, “I did it”, (“Lo hice”) puede ir probando con éstas. Puestos a jugarse el tipo, que no sea en la media maratón de tu pueblo.

Si logras una plaza para participar y estás dispuesto a viajar a California en pleno agosto, podrás ponerte a prueba en la Badwater Ultramarathon, 217 kilómetros por el Valle de la Muerte, con 5,800 metros de ascenso acumulados. Tiene un verdadero récord en lo que toca a desvanecimientos por agotamiento y calor, con temperaturas que superan los 50 grados.

Sin salir de Estados Unidos, dos carreras en las Montañas Rocosas, Leadville Trail Run 100 y Hardrock 100. Combinan correr 100 millas con subidas a picos de más de 4.000 metros. Hardrock guarda en su trazado pasos de trepada con riesgo real de caída y Leadville, una antigua carrera de caballos, algo más de desnivel. Sobrevivirlas da para fotos, algún artículo y te convierte en una figura del mundillo.

El Ultra Trail del Mont Blanc, en Chamonix. Francia, está más a mano, mejor organizado y recorre algunos de los parajes más interesante de los Alpes. A cambio, tienes que ganarte la inscripción y correr los 160 kilómetros por terreno alpino de alta montaña.

Claro, que en lo que toca a Europa, emular el recorrido que debió hacer el ateniense Filípides tras la batalla de Maratón (490 antes de Cristo) para pedir el apoyo de Esparta es incomparable. 250 kilómetros por los montes del Ática y terreno mediterráneo dan para contar muchas cosa, como comprobó Scott Jurek.

Y más cerca aún, en las Islas Canarias, Transvulcania y Transgrancanaria pertenecen a la categoría de grandes logros. 75 kilómetros por La Palma o 125 por Gran Canaria, subiendo desde el nivel del mar hasta las cumbres varias veces, no es lo que la mayoría de tus conocidos se traen como experiencia de unas vacaciones.

Sin salir del territorio peninsular, las posibilidades son infinitas, pero como se trata de demostrar que se puede hacer, dos muy renombradas son:  Cavalls de Vent -un recorrido circular por el parque del Cadí-Moixeró, con tramos de alta montaña y 75 kilómetros de longitud- y el Gran Trail de Peñalara, 115 kilómetros por la sierra de Guadarrama y ascensiones duras.

En el plano no competitivo, completar la Transpirenaica, por GR-10, GR-11 o HRP o una combinación, o el Anillo Vidio en los Picos de Europa parecen retos que no desmerecen en ningún currículo. Si te decides por alguna de las más extremas, y sabes en lo que te metes, que la disfrutes y trae fotos y un buen relato. Si lo tuyo es sólo motivación, suerte. Te va a hacer falta.