Ser madre no tiene por qué significar, ni  mucho menos, renunciar a cuidarse, a sentirse guapa o a tener un culo firme, un abdomen plano y unas piernas tonificadas.

Aunque la llegada de un bebé supone un cambio radical en nuestras rutinas y en nuestro tiempo libre, lo cierto es que es posible recuperar la figura sin necesidad de recurrir ni a la cirugía estética ni a dietas milagro. La fórmula mágica se compone de ejercicio, constancia y una gran dosis de paciencia.

Tras el embarazo, el cuerpo de la mujer se transforma completamente. El aumento de peso es más que evidente, las caderas se ensanchan, crecen los pechos, el tamaño de pantorrillas y trasero se duplica y, aunque tras dar a luz se suelta gran parte del lastre, en la inmensa mayoría de los casos -salvo quien pasa por un quirófano-, la recién estrenada mamá suele quedarse con unos cuantos kilos de más, unas nalgas caídas y una tripa totalmente fofa.

A pesar de este panorama tan poco alentador, conseguir que todo vuelva a su sitio, e incluso conseguir una figura mucho más esbelta a la que teníamos antes del embarazo, es posible.

No se trata de alcanzar el modelo de belleza que trata de imponernos la sociedad del siglo XXI de la 'mujer palo' sin curvas o llegar a ser la mujer de 'medidas perfectas' 90-60-90, sino de conseguir un cuerpo bien tonificado y proporcionado.

El camino que tenemos por delante es largo y para no morir en el intento ni caer en la más absoluta de las frustraciones, no hay que comenzar la casa por el tejado ya que corremos el riesgo de se nos derrumbe encima.

1.- Mete tripa y aprieta el culo. Dejando los casos de cesárea a aparte, en los que la mujer necesita un periodo de recuperación bastante mayor que en el caso de los partos naturales, lo cierto es que apenas unos días después de dar a luz podemos empezar a ponernos manos a la obra, pero sin volvernos locas.

Basta con meter tripa y apretar el culo cuando salgamos a dar los primeros paseos con nuestro bebé. Estos dos gestos, aparentemente sencillos, nos pondrán rápidamente en nuestro sitio ya que, tras dar a luz, el más pequeño de los paseos puede ser interminable. No decaigas. A medida que pasen los días te costará menos.

2.- Primeros ejercicios para tonificar el cuerpo. Una vez superada la cuarentena y tras conseguir luz verde por parte de nuestro ginecólogo, ha llegado el momento de empezar a tonificar el cuerpo con ejercicios más específicos que nos permitirán evitar las lesiones cuando empecemos de nuevo a correr.

Tenemos dos opciones. Ir al gimnasio, andar un rato sobre la cinta y visitar la zona de musculación donde trabajaremos piernas y brazos. Para poder 'escaparnos' necesitaremos que la pareja, los abuelos o algún amigo se quede con el bebé, lo que no siempre resulta sencillo.

Si no es posible, podemos realizar unos sencillos ejercicios en casa. No nos llevará más de media hora diaria y, en un mes, comenzaremos a ver los primeros resultados. Pero hay que ser constante.

Con unas tobilleras lastradas podemos trabajar desde una silla los cuádriceps o, tumbados sobre una esterilla, los isquiotibiales, es decir, los músculos que se encuentran en la parte de atrás del muslo.

Con unas mancuernas o unas botellas de agua, también podemos ejercitar los brazos y hombros, mientras que para tonificar el abdomen, nada de abdominales tradicionales. Lo mejor para recuperar nuestra tripa son los isométricos, o plancha, que consisten en mantener en mantener una posición específica durante varios segundos.

3.- Sal a correr. Si somos constantes, y si ya corríamos antes del embarazo, en unas semanas conseguiremos que nuestro cuerpo esté listo para salir de nuevo a correr. Existen sillas de paseo y remolques específicos para poder salir a correr con el bebé, pero no son especialmente baratos y se utilizan poco. Una opción es recurrir a la segunda mano.

Si, por el contrario, llevábamos una vida sedentaria, lo más aconsejable sería continuar con los paseos, eso sí, a un ritmo alegre, empezar con la elíptica y esperar varios meses más antes de lanzarnos a la carrera.

Volver a correr después de casi un año de parón es realmente duro. Las sensaciones que tendremos los primeros días  nos recordarán nuestros comienzos como runners. Apenas aguantaremos más de diez minutos seguidos corriendo por lo que tendremos que combinar correr con caminar.

Si conseguimos llegar a media hora, estamos de enhorabuena, pero no lances las campanas al vuelo, todavía queda mucho trabajo por delante.

Media hora al día en días alternos o cada dos días puede ser un gran comienzo. Poco a poco podremos incrementar la duración de la carrera pero sin olvidar el trabajo de fuerza que nos ayudará, no sólo a aguantar más tiempo corriendo y a hacerlo cada vez más rápido, sino a que nuestro cuerpo vuelva poco a poco a su sitio.

No busques excusas para quedarte en casa. Te mereces tiempo para mimarte y cuidarte cada día.