"Los dos grupos potenciales son el de las personas mayores y los deportistas, siendo mucho más grave el cuadro que presentan estos últimos. Se produce en un contexto de ejercicio extenuante, en zonas de calor húmedo y cuando apenas hay tiempo de aclimatación previo", explica el Dr. Juan González Armengol, responsables del Servicio de Urgencias del Hospital Clínico San Carlos y Presidente de SEMES.

El riesgo de sufrir un golpe de calor aumenta en este contexto, con consecuencias tan graves como que tiene un índice de mortalidad que roza el 100%, siendo además la segunda causa de muerte en deportistas.

A pesar de que las señales de alarma se pueden confundir con insolaciones, que igualmente pueden presentarse peligrosas, o un cansancio excesivo, lo cierto es que un golpe de calor genuino "destroza el sistema de termorregulación del organismo lo que supone un cataclismo de los procesos metabólicos", de ahí la gravedad, asegura el especialista.

En el caso de los deportistas, el golpe aparece de forma brusca, lo que deja poca capacidad de reacción. Es pues esencial evitar las horas puntas cuando hacemos deporte, descansar entre las 12 y 16h, y no hacer ejercicio en zonas de humedad si no estamos habituados. Si estamos ante una ola de calor hay que extremar las precauciones.

El otro consejo es escucharse, aunque un deportista sabe y conoce cuáles son sus limitaciones debe estar atento a los síntomas que avisan de que hay que frenar.

"Una sudoración excesiva nos debe alarmar, eso es que estamos actuando por encima de nuestras posibilidades, tampoco podemos obviar un cansancio desproporcionado pues también es una señal que te advierte de que debes parar y refrescarte", recomienda el doctor, extendiendo el consejo a las personas mayores y los más pequeños, los otros dos grupos más vulnerables.

En cuanto notemos las primeras señales hay que parar sin dilación y llamar a urgencias, recurrir a facultativos médicos, que trabajarán primero intentando bajar la temperatura. De la rapidez con la que reconozcamos los síntomas y la capacidad de refrigerar el cuerpo dependerá la supervivencia del deportista.