Quizás no es un pequeño paso para el corredor y un gran paso para la humanidad, frase que nunca dijo Neil Armstrong al pisar la Luna, pero tiene su aquel la bautizada como máquina Alter G. La cosa va de volar al correr. Literalmente.
Si un corredor puede disminuir su peso con cierta periodicidad semanal, tanto músculos como articulaciones sufrirán menos impactos y podrán acumular más kilómetros semanales o ejercitarse de forma más intensiva.
Asimismo, en pleno proceso de recuperación de una lesión, podrán iniciar los entrenamientos de forma suavizada, sin frenar la actividad cardiovascular, sometiendo a la articulación afectada o músculo dañado a un trabajo más ligero.
Además de permitir practicar la carrera de fondo durante más tiempo, el tapiz rodante diseñado por Robert y Sean Whalen (padre e hijo), invita al deportista a mejorar su técnica de carrera.
No es que tenga la sensación de que flota, es que flota, gracias a que puede ser regulada a la hora de marcar mayor o menor pérdida de gravedad.
Como si de pelícanos que inician el vuelo a ras del suelo se tratasen, los corredores que la utilizan prácticamente estarían deslizando sus piernas para ir tocando el suelo, apoyando menos sobre ellas, y sin que sus caderas bajasen y subiesen en exceso, característica propia de los grandes corredores, como es el caso de Gebreselassie, Bekele o Dibaba, entre otros.
Jugadores de baloncesto de la NBA, tenistas como Rafa Nadal o futbolistas de Real Madrid y Barcelona se han enfundado en la membrana de la máquina de cintura para abajo para mejorar de determinadas dolencias.
También personas con movilidad reducida y lesionados de gravedad. Pero son los corredores los que sacan petróleo a la hora de aumentar la carga de trabajo en vistas de mejorar sus objetivos deportivos.
Ya en su día algunos españoles hablaron muy bien de ella tras probarla, describiendo sus buenas sensaciones, como fue el caso de Fabián Roncero o Luis Miguel Martín Berlanas.
Mo Farah y compañía, habituales de la Alter G
Los atletas a los que más se les ha relacionado con la cinta lunar en los últimos tiempos han sido a los del grupo de Alberto Salazar.
Si bien empezaron con cintas de correr sumergidas en agua de cintura para abajo (las siguen usando), pasaron Mo Farah, Galen Rupp, Mary Cain y compañía a rodar con menos gravedad de la que tiene a Tierra.
Los resultados de los últimos años, en los que sus atletas casi han llegado a duplicar kilómetros, son de sobra conocidos por los aficionados al atletismo. Medallas olímpicas, campeonatos del mundo y también europeos. Y esta máquina ha tenido algo de que ver, dentro de unos planes de entrenamiento ambiciosos y titánicos.
Los Reyes Magos están a la vuelta de la esquina. Quizás quieras pedirte una máquina de estas, que tiene dos versiones. La de 65.000 €, y otra más económica de 33.500 €.
Si tienes un centro de entrenamiento, un gimnasio o una clínica de fisioterapia podrías llegar a sacarle rentabilidad. Pero quizás con saber de su existencia te basta. En cualquier caso, el tapiz rodante Alter G sin gravedad tiene su punto.