En primer lugar, conviene saber qué son los mocos y para qué sirven porque, seamos sinceros, aunque todos los hayamos padecido en algún momento de nuestras vidas (sin ir más lejos, ahora mismo), no sabemos muy bien de dónde han salido y si tienen un origen natural o extraterrestre.

Evidentemente, los mocos tienen un origen biológico y sirven, ni más ni menos, que para proteger nuestro organismo. Sí, por más que intentemos destruirlos, ellos siempre estarán ahí velando por nuestra seguridad interna.

Las células encargadas de fabricarlos son las caliciformes y, aunque no las veamos a no ser que tengamos un microscopio a mano y sepamos distinguirlas, su trabajo es de vital importancia para que nuestro organismo se proteja de virus, alergias o el propio frío.

Técnica de carrera

Pero… ¿Qué hacer cuando estamos corriendo y tenemos la nariz con overbooking de mocos? Aquí existen dos alternativas, cada cual más práctica. La primera, la que te diría un conformista es que, si tienes la nariz inoperativa, utilices la boca para respirar. Craso error. Tu garganta sufrirá más de lo normal y tendrás abierto un auténtico coladero para todo tipo de microbios que pululan por el ambiente.

La segunda opción, un poco más laboriosa pero, a la larga, más eficaz, es limpiarte la nariz. Sonártela, de toda la vida. Para ello, si no quieres perder el ritmo de carrera, te damos estos simples consejos que has de seguir si no quieres que la experiencia se convierta en algo realmente desagradable.

1.- No intentes hacerlo en casa; es decir, vete a la calle, al aire libre, para no convertir tu casa en un auténtico campo de batalla. Entendemos que cuando sales a correr lo haces en la calle, pero queda totalmente desaconsejado si lo tuyo es la cinta de correr en un día lluvioso por ejemplo.

2.- Intenta llevar siempre ropa de deporte: no se te ocurra intentar esta limpieza nasal a propulsión con la camiseta que más te guste. No lo recomendamos y no nos hacemos responsables de los daños que puedan ocurrir.

3.- Deja un radio de seguridad: ten en cuenta que, por mucho que quieras controlar el lanzamiento, siempre deberás dejar un espacio para los daños colaterales. Con dos metros a tu alrededor es más que suficiente.

Con estas tres simples recomendaciones ya tienes la capacidad de liberar tu nariz. ¿Cuál es el proceso?

a) En primer lugar, toma aire. Si no puedes con la nariz, hazlo con la boca. Será una inversión de microbios que redundará en tu propio beneficio.

b) Aprieta firmemente con un dedo el canal de tu nariz opuesto al canal que quieres liberar. Es importante que aprietes en el punto donde acaba el cartílago y comienza el hueso.

c) Cierra los labios. Así, con fuerza. No puedes dejar que escape ni un solo ápice de aire por ellos. Todo él tendrá que salir por el orificio ocupado por esos malditos mocos.

d) Gira la cabeza hacia la dirección del orificio que vayas a liberar. Si lo haces al revés, es probable que tu mano acabe llena de mucosa.

e) Exhala con todas tus fuerzas y libérate. Repite el proceso con el otro orificio y disfruta del placer de correr respirando sin impedimentos. Notarás la diferencia.