Un consorcio de empresas privadas e instituciones públicas europeas se encuentran desarrollando un chip que podría cambiar la forma de correr de muchos runners. Este minúsculo hardware, denominado inicialmente RUNSAFER, se instala en las zapatillas del corredor y, a diferencia de otros como el Nike+, su función no es solo medir las distancias recorridas y el tiempo transcurrido desde que echamos a correr.

Su función principal es la de comunicar en tiempo real al corredor lo que está haciendo mal en ese momento. Es decir, mide una serie de parámetros relacionados con la biomecánica de la carrera y, mediante una app instalada en el smartphone del runner le va diciendo al momento si debe cambiar la posición del pie mientras corre, si lo debe hacer de manera  más intensa o si, por el contrario, debe ir pensando en parar porque ha detectado fatiga muscular.

Runsafer

Todo el sistema está basado en un complejo algoritmo que es el que determina qué orden dar al corredor en cada momento. El tiempo que transcurre entre la detección del parámetro a estudiar y la conclusión que el sistema arroja es de apenas una fracción de segundo, por lo que el corredor puede tomar rápidamente una decisión para evitar una posible lesión.

RUNSAFER se encuentra actualmente en fase de pruebas, y ya ha sido testeado por más de 25 corredores de distintas asociaciones alemanas. El proyecto cuenta, además, con el apoyo de la Comisión Europea, quien ha destinado un presupuesto de un millón de euros para su desarrollo. En nuestro país, los encargados de colaborar con este proyecto son el Instituto de Biomecánica de Valencia y la archiconocida empresa de ropa deportiva y calzados Kelme.