Darse un par de garbeos por el monte no es suficiente para aumentar el rendimiento de forma apreciable gracias a la altitud. Aún así, algunos atletas populares aseguran sentir la fuerza del aumento de hematíes, más que la masa al transformarse o que un jedi al dominar sus súper poderes.
Efecto placebo, se llama. Quizás sean los mismos que aseguran rendir más con las medias largas cuando corren, si bien en un estudio reciente se indicaba que esas medias son muy buenas para la recuperación. También para las varices, como bien saben nuestras abuelas desde mediados del siglo XX.
Para que el entrenamiento en altitud sea efectivo y logremos que, con la disminución de la saturación de oxígeno en el aire, el cuerpo sufra cambios fisiológicos que le permitan adaptarse a esa situación, y por tanto, al descender de altitud aumentar la facilidad para la práctica de fondo, hace falta estar 1) entre los 2.300 y 2.700 metros aproximadamente y hacerlo un mínimo de 2) 21 días.
Teniendo en cuenta lo anterior ¿Cuántas veces has cumplido estos requisitos? Si tu respuesta es que una vez o más, aprovecho para mandarte saludos y hacerte partícipe de mi admiración, pues con toda probabilidad serás un corredor profesional al que haya aplaudido en más de una ocasión. O por lo menos, seguro que eres un corredor de tiempos cercanos a la élite.
¿Y qué hay de dormir en una cámara en hipoxia?
Bien, gracias. Efectivamente, se obtienen beneficios. Si bien se puso de actualidad cuando un diario deportivo la sacó en portada para explicar el motivo de la enésima segunda juventud del futbolista Raúl, los atletas la llevaban usando años.
También los ciclistas, que las combinaban con entrenamientos en altitud, aunque unos pocos además combinaban eso con otras cosillas.
Ahora no sólo las tienen los profesionales, quienes duermen en ellas de dos a tres días por semana para simular en altitud y al salir están a una altura inferior. Y es que casi las venden en la teletienda.
Las hay en formato low cost / tienda de campaña. “Cariño, que hoy me voy de camping a la habitación de al lado”, le dice un alto directivo de una empresa del ibex 35 a su mujer algunas noches. Otro que la tenía era Michael Jackson, por sus propiedades curativas de cara a recuperarse de esfuerzos musculares. Eran cantante, cierto, pero hacía unos cuantos km por el escenario, además de saltos y cabriolas varias, poniendo a prueba a los músculos. Ojo, que otros a los que la cámara de hipoxia les funcionó de maravilla fueron Lance Armstrong o Marta Domínguez.
A pesar de los beneficios evidentes, siempre y cuando el médico descarte incompatibilidades, resulta excesivo su uso por corredores populares. Los beneficios quizás no compensan los sacrificios. Aunque ya se sabe que el vicio de algunos corredores no tiene ni límite, ni sentido.