¿Cuál es el deporte más duro en el mundo? O preguntado de otra manera, ¿cuál es la actividad deportiva que exige estar más en forma para su práctica? Google te sugiere la primera formulación nada más empezar a escribirla; es una de esas preguntas que suscita debates entre aficionados a deportes y expertos seguidores de la historia y actualidad deportiva. Entre otras cosas para poder decir que unos son los elegidos, la gente más dura y audaz, y otros saber a quién admirar sobre todos; y ganar la discusión, claro.

Sin entrar en lo difícil que puede ser llegar dominar la habilidad técnica de un deporte en particular, con lo que el golf o la natación sincronizada estarían en los primeros lugares, actividades como las carreras campo a través, el boxeo o la gimnasia deportiva siempre aparecen en los primeros lugares cada vez que un medio de comunicación deportiva hace una encuesta valorando baremos como fuerza necesaria, “atleticidad”, resistencia aeróbica y fuerza mental -esa que te hace seguir corriendo monte arriba un día bajo cero, con lluvia, cuando todos tus amigos están desayunando aún un sábado de invierno-.

Claro, que siempre hay un problema de sesgo, por los deportes que más conocen y más les gustan a quienes responden las encuestas. Así, en mi entorno, se sienten especiales los corredores de fondo en montaña o los escaladores deportivos.

Cualquiera que haya probado lo duro que es correr más de 100 kilómetros por, pongamos de ejemplo, Peñalara y Guadarrama, está poco dispuesto a admitir que hay por ahí quien es capaz de gestas que requiere aún más fuerza física y sufrimiento. En realidad, como  recuerdan entrenadores de atletas, las carreras de montaña están aún en pañales.

Es posible que no se puedan mejorar mucho los tiempos en terreno alpino de Ueli Steck o Kilian Jornet, sobre todo sin ponerse en peligro, pero la dedicación y esfuerzo del resto están aún muy lejos de los de Gebrsselassie, Paula Radcliffe o Dennis Kimetto.

En realidad, lo mismo vale para la escalada, donde el factor técnico es muy importante, y con entrenamiento específico recién llegado. Por mucho que les guste presumir y romper límites, pocos deportistas de montaña estarían entre los mejores deportistas de cualquier disciplina.

No a todo el mundo le gustan, pero los deportes de contacto -combate- y sobre todo el boxeo son posiblemente los deportes más demandantes. Exigen fuerza, potencia, coordinación y resistencia; y más te vale estar preparado si quieres salir entero de cada competición.

Mueve mucho dinero y es tremendamente competitivo. Tanto que es dudoso que sea sostenible en el tiempo: los picos de forma son pocos y la vida deportiva suele ser corta.

Lo mismo les ocurre a gimnastas, futbolistas e incluso participantes en certámenes de strongman.

Los esfuerzos competitivos pasan factura después de los pocos años del deporte a alto nivel. Los atletas de velocidad y medio fondo lo tienen un poco mejor, aunque las gestas de Michael Johnson o El Guerrouj no forman parte de la narrativa épica de los mejores atletas por demasiado especializados; aún pueden mantenerse en forma más allá de los cincuenta años, lo que no ocurre con los atletas de Decathlon pese a que son más completos. Y tampoco están en forma la mayor parte de la temporada.

¿Y quién tiene la forma física de un practicante de crossfit, la dureza de un finisher de la UTMB, el descaro y agilidad de un escalador deportivo? Hay guías de montaña que son capaces de mover en gimnasio pesos al nivel de un power lifter, correr con eficiencia kilometradas subiendo y descendiendo cumbres, y son más que competentes en todos los tipos de escalada.

Por necesidad, se mantienen en forma la mayor parte del año durante muchos años. Y lo más importante, un guía no puede caerse y tiene que cargar con el cliente si las cosas no van bien. Comparado con su oficio, prepararse para Badwater parece un paseo.

Habrá actividades más duras fuera del deporte que entrenar y hacer actividad como un guía, pero ya dejan de ser por diversión y ya son lucha por la supervivencia