Es un hecho que no aparece en ningún estudio ni encuesta, pero la primera causa de lesión, ya sea leve o grave e incluso de muerte en el mundo de los corredores populares es el NHH (No Hay Huevos). Pueden maquillarlo como quieran pero esto es así aquí y en la China -没有鸡蛋- (por si me leen por aquellos lares).

Uno que ha empezado a correr por simple placer o quizá para bajar esa antiestética barriguita que se ha formado de unos años para atrás se encuentra de repente un día comiendo con su familia, y  su cuñado llega (sí, ese que sabe de todo) y  dice como si tal cosa:

- ¡No hay huevos a correr la San Silvestre Vallecana!

Y claro, con las miradas de una docena de familiares posada sobre ti y con tu hombría puesta en duda no hay más salida que aceptar el reto.

- ¿Cómo qué no? Eso está hecho. Ahora mismo me inscribo.

A partir de ahí tu rutina de correr cambia. Ese placentero momento de despejar tu cabeza y alma a golpe de zancada se transforma en un camino hacía un objetivo claro: Destrozar a tu cuñado y demostrar que puedes con esos 10 kilómetros. No importa que quede menos de un mes y que nunca hayas corrido más de 30 minutos, lo vas a conseguir, con un par (de huevos u ovarios).

No pienses que el mayor problema es no acabar la carrera o hacer peor tiempo que tu cuñado. ¡Qué va! Hay algo mucho más peligroso: acabar la carrera y encima superar su marca. Si creías que con salvar un primer NHH estaba todo hecho estabas muy equivocado, prepárate, has entrado en un círculo vicioso del cual es casi imposible salir. Ahí viene tu cuñado…

- ¡Vaya! Has apretado al final. Yo es que no estaba muy fino. Un catarro, ya sabes cómo son estas cosas… Por cierto, en abril está la media maratón. ¿Te atreves? ¿O es mucho para ti?

Entre el subidón de haber acabado tú primer 10K y las ganas que tienes de borrarle esa sonrisa socarrona de la cara lo único que puedes decir es:

- ¡Pues claro! ¿Qué día dices que es?

Aceptar un No Hay Huevos es “jodido”, aceptar dos es firmar tu sentencia de muerte. Olvídate de volver a correr por placer, de tus trotes “cardiosaludables”, de esas endorfinas recorriendo tu cuerpo serrano después de 30’ minutos corriendo al atardecer. Ahora tendrás que correr para llegar a ese objetivo que te has impuesto por no saber decir que no.

Porque aunque no lo sepas, después de esa media maratón vendrá un maratón. Y después del maratón quien sabe, puede que un triatlón o quizá tirarte al monte como las cabras para correr un trail. Es posible que te “inviten” a correr una “ultra-maratón” o una carrera por el desierto. Sea como sea siempre habrá alguien con un NHH en la boca para hacer que tu vida como “runner” penda de un hilo. De ti depende el poder sobrevivir.

Ahora la parte práctica de este artículo. Ponte de pie, abre un poco las piernas a la altura de tus caderas, cruza tus brazos por delante de tu pecho, levanta ligeramente la barbilla, respira de manera profunda, humedece tus labios y repite conmigo:

- ¡NO!

Estas dos letras te van a sacar de muchos apuros. No hace falta que me des las gracias, ojalá alguien me hubiera avisado a mí en su día…

¿Y tú? ¿Cuántos NHH has rechazado?