The Mud Day by Vodafone Yu es un reto de unos 13 kilómetros con más de 20 obstáculos inspirados en los entrenamientos militares cuyo lema no es otro que ‘correr no es suficiente’.

Hablaban de superarse a sí mismo y vencer nuestros propios límites llevando nuestro cuerpo al extremo… Podía ser divertido, y como me gustan los retos, formé mi equipo y me apunté sin pensarlo.

Llegar allí ya fue toda una aventura, ya que la dirección te la daban por coordenadas GPS, y en un punto de la carretera donde el navegador nos indicaba que habíamos llegado, nos encontrábamos perdido por los montes de Toledo. Pero había que confiar, nada más pasar una pequeña montaña, allí se veía todo el despliegue de campamento que había montado para la carrera.

Después de superar uno de los obstáculos

Antes de salir, en el escenario al lado de la meta, el ambiente ya empezaba a caldearse con un calentamiento al ritmo de música a todo volumen que nos puso el cuerpo a mil dando botes y haciendo burpees.

Lo primero que veíamos al cruzar la línea de salida, fue la primera cuesta con la que se iniciaba el recorrido y unos 800 metros después la primera prueba. Pasar a rastras bajo una telaraña de alambre que obligaba a tirar bien de core para no levantar el culo y quedarte enganchado. Recuerdo empezar diciendo, “ay madre, en la que me he metido”, pero entre risas y buen rollo fuimos avanzando.

Tuvimos que pasar por túneles a oscuras, meternos en agua helada, trepar muros de dos metros y medio, pasar agarrando unas cuerdas con una piscina de barro bajo nuestros pies.

El equipo al completo

Arrastramos sacos de piedras y empujamos en equipo neumáticos de muchos kilos de peso.  Y la más divertida, ocho terraplenes de barro que había que trepar y en los que al bajar caías deslizando a unas charcas de barro.

La verdad es fue súper divertido pero había que estar en forma para poder superarlo. Nosotros tardamos más de dos horas en completar los 13 km y las 22 pruebas y eso que íbamos corriendo.

Menos mal que no fue un día especialmente caluroso y que cómo durante el recorrido te mojas en varias ocasiones se aguantaba muy bien el sol de los montes de  Toledo.

Hubo un momento que en los carteles del camino nos anunciaron que quedaban cinco kilómetros y nos vinimos arriba ¡esto está hecho!  Y a los 200 metros otro cartel anunciaba que era broma y quedaban ocho todavía.

Por unas balas de paja

Eso fue lo que menos me gustó, pero  la organización, de diez. Las pruebas muy bien montadas y gente vigilando y apoyando en cada una de ellas. Las vistas durante todo el recorrido por mitad de campos de trigo y con Toledo de fondo preciosas, y lo mejor el buen rollo y el compañerismo de toda la gente que participaba en la carrera.

Se notaba que  poco importaba llegar el primero, el último o quedar en medio de la tabla: lo importante era divertirse y pasar un buen rato. Mucha gente iba disfrazada y el público en general era bastante joven.

Yo llevaba el mejor equipo posible, Félix y Vio y Juanan del blog MarioDeLaRenta que lo dieron todo, pero además con una gran sonrisa y mucho buen rollo. Lo mejor, el sentimiento de equipo y ayudarnos los unos a los otros a superar cada prueba y celebrarlo como si hubiéramos subido el Himalaya.