Cuando el calor aprieta, la sombra de la deshidratación nos acecha. Especialmente, si practicamos deporte. Escuchar las señales de nuestro cuerpo es, ahora, más importante que nunca para evitar los temidos golpes de calor, pero… ¿Qué ocurre si nuestro organismo se ‘queda mudo’ o si ignoramos sus llamadas de atención? ¿Cómo sabemos si estamos dándole el líquido que necesita para su correcto funcionamiento?

1.- Somos agua. Más de la mitad de nuestro organismo lo es. Por eso, debemos de cuidar que la ingerimos en la cantidad necesaria para que nuestro cuerpo no encienda las luces rojas de alarma.

2.- Las recomendaciones de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria indican que, en condiciones normales, debemos beber entre 2 y 2,5 litros de líquidos al día. Entre ocho y diez vasos de agua al día.

3.- La ingesta de líquidos nos ayuda a regular la temperatura corporal, a hidratar nuestra piel y a facilitar que cada uno de nuestros órganos desempeñen sus funciones de forma correcta.

4.- En verano, nuestra actividad diaria transcurre mayoritariamente en el exterior. Estamos más expuestos que nunca al sol y, ante la subida de las temperaturas, nuestro cuerpo se defiende… sudando. Es fundamental que compensemos esa pérdida de líquidos, bebiendo de forma regular a lo largo de todo el día.

5. Cuando el calor aprieta, no dejes que aparezca la sensación de sed. Adelántate a ella porque, a veces,  cuando se manifiesta es demasiado tarde y se convierte en el prolegómeno de una deshidratación. Lleva siempre una botella de agua contigo para beber.

6.- Si vas a practicar algún tipo de ejercicio físico fuera del agua, trata de hacerlo a primera hora de la mañana o última de la tarde. Nunca en las horas centrales del día.  Y, en verano, más que nunca recuerda beber antes, durante y después de practicarlo. Ante cualquier dolor de cabeza o mareo, interrumpe inmediatamente el entrenamiento. Tu cuerpo de está avisando de que no le está sentando bien.

7. Niños y ancianos son los dos sectores de la población con más riesgo de deshidratarse porque apenas sienten sed. Préstales una atención especial. El secreto, una vez más, radica en beber con regularidad.

8. Recuerda que no sólo obtenemos el liquido que necesitamos de agua y refrescos. Sopas frías, frutas, batidos, sorbetes y verduras también nos ayudarán a estar correctamente hidratados durante el verano. Pero, atentos, a los niveles de azúcar.

9. Además de beber, regula la temperatura de cuerpo usando ropa fresca. Protégete a la cabeza. No tomes el sol en las horas centrales del día y disfruta del placer de tumbarte a la sombra.  Evitar los temidos golpes de calor es muy sencillo y merece la pena.

10. ¿Cómo saber si nos estamos deshidratando? Las señales que nos envía nuestro cuerpo son muy claras: sequedad de boca, dolor de cabeza, calambres, mareos, vómitos y escalofríos. En casos severos, puede producirse una pérdida leve de memoria.  Así que no dejes que se enciendas las luces de alarma de tu cuerpo y toma medidas a tiempo para evitar tener que ir corriendo al médico. Be water!