Obviemos los análisis sexistas que se hacen de ellas en muchos ámbitos (se esté o no de acuerdo), y juguemos a convertirlas en deportistas de élite. Aunque volviendo a lo primero, si fueran atletas, teniendo en cuenta los arduos entrenamientos a las que estarían sometidas, ninguna estaría casada, y casi con toda probabilidad no habría prometidas. Comencemos...

Pocahontas, sin duda, sería la Zola Budd de las Princesas Disney. Con su gran técnica barefoot o descalcista arrasaría en las primeras competiciones en su tierra, aunque tendría serios problemas para medirse con las grandes en el ámbito internacional. Y es que su concepción de la carrera a pie como forma de estar en contacto directo con la madre Tierra y con la naturaleza le restaría competitividad. Para ella correr sería una forma de vida. Los tiempos a hacer en las distancias le darían un poco igual.

John Smith y Pocahontas

Cenicienta. Si bien es cierto que casi todas las velocistas están bastante musculadas, desde aquellas de la RDA hasta esas otras estadounidenses de los ochenta, a veces aparece alguna de aspecto liviano pero de esprín eléctrico. Como Cenicienta cuando le dan las doce, con su prodigiosa reacción en los tacos de salida, pisando de metatarsos, y perdiendo hasta el zapato de cristal. Mejor en 60 lisos… los 100 se le harían largos.

Ariel. Pongamos a Mireia Belmonte como referencia. Pue sbien, a pesar de sus innatas capacidades atléticas, sus duros entrenamientos en altitud para generar glóbulos rojos, y el equipo técnico y médico de su alrededor que hacen que pueda optar a medallas olímpicas en los próximos Juegos de Río en distintas distancias en piscina por mucho que las eliminatorias casi se solapen unas con otras, no tendría nada que hacer ante la Sirenita. Esto es así

Blancanieves. Ese paseo desde el castillo de la Reina, pasando por el susto del cazador, hasta llegar a la casa de los enanos, haciendo noche de por medio, la podrían colocar como ultrafondista de carreras por etapas. Así las cosas, los enanos no la verían el pelo. Ya se sabe que las ultrafondistas, tipo Nerea Martínez, no están mucho en casa. Cuando no están ‘corriendoandando’ por el monte cogen la bicicleta. La muchacha parece cursi y floja, pero sus rutinas domésticas con esos 7 seres pequeños bien podrían ser como los circuitos de crossfit en los boxes, antes llamados gimnasios.

Blancanieves bebería tinto y sería adicta a Netflix

Mulán. “¿A qué quieres que te gane?”, le diría a sus rivales, ya fueran hombres o mujeres. Podría ser la reina del decatlón en atletismo como la jefa del karate mundial. En el pentatlón moderno lo petaría, así como en cualquier de sus disciplinas por separado. Imagínatela en cualquier deporte y no te defraudará.

Mérida. Cómo Mulán, sus aptitudes y actitudes hacia cualquier tipo de deporte son evidentes. Cabe destacar, como ya se sabe, el tiro con arco. Conseguiría el oro olímpico con toda seguridad. Y aquello de encender el pebetero de unos Juegos, como hiciera Rebollo en los de Barcelona de 1992, lo haría con los ojos cerrados, y de cien intentos, tendría éxito en cien.

Bella. Cabalgó cientos de kilómetros para sacar a su padre del castillo de La Bestia. La hípica, en cualquiera de sus modalidades, sería su deporte perfecto.

Jazmín. Su medio es el desierto. Por tanto, lo haría muy bien en el maratón de las arenas por etapas. Sería parecido a cuando se escapó del castillo…

Ana y Elsa. En los JJOO de invierno brillarían. Quizás más en patinaje sobre hielo, que en esquí o snowboard, aunque seguro que ahí también lo harían muy bien.

Tiana y Rapunzel... se quedan sin deporte asignado. Los de Disney se esforzaron tanto en desposeerlas de cualquier atisbo de capacidad atlética, que a la élite no llegarían nunca, por lo menos en mi cabeza. Ojo, se aceptan sugerencias. En fin, que siempre podrán llegar a ser simples runners, como nosotros ¿Que no?