Espero estar dirigiéndome a lectores que han hecho un Ironman, de lo contrario habrá respuestas que a uno le van a ser difícil de entender.
Suena un poco tajante, pero incluso siendo corredora y habiéndome enfrentado a la mítica distancia de los 42,195 km, hay palabras y sentimientos que solo ellos pueden transmitir.
Mi primera maniobra fue lanzar en mi cuenta de twitter la siguiente pregunta: “¿Qué es lo que engancha a hacer un #Ironman?”
La respuesta ganadora entraba dentro de mis previsiones, sin embargo la segunda llamó en exceso mi atención. El 38% de quienes hicieron click a la encuesta votó que la principal razón de hacer un Ironman es el ‘Descubrir nuevos límites’, seguido del 29% que afirmaba ‘Sentirse invencible’. El 19% admitía ‘La sensación de euforia’ y el 14% ‘El dolor, el sufrimiento’.
Encauzarse en esta aventura puede resultar una locura y mi análisis tenía que dar un paso más, obtener puntos de vista diferentes, según el número de Ironman disputados. Todos coincidieron en algo y es que nunca pensaron en retirarse, tanto por el camino como en la misma prueba.
Principiantes en busca de una motivación extra
“En menos de tres años disputé tres maratones y necesitaba una motivación extra”, “le tenía mucho respecto al agua y ello no iba poder conmigo”, “es la culminación de los triatletas”, “le estoy dedicando mucho más tiempo del que me pensaba”.
Estas son algunas de las confesiones de maratonianos y triatletas que han dicho SÍ a emprender su primer Ironman y que ahora se encuentran en el camino de lograrlo.
Les gusta ese sufrimiento, con el que todos coinciden, pero no tanto las consecuencias: robar tiempo a la familia y amigos.
Con algunos Ironman acumulados
Conocedores de la prueba, pero como algunos reconocen “todavía muy verdes”. Son conscientes del duro esfuerzo para conseguirlo y saben que se trata de una competición contra uno mismo en un espacio de tiempo muy largo.
La decisión de repetir la experiencia fue unánime, todos respondieron que SÍ. Algunas respuestas fueron claras y cargadas de euforia, otras más sosegadas basadas en un estilo de vida, como el lograr o mantener una disciplina diaria.
En cambio otras fueron más analizadas, pues aquí la carga laboral podría ser el detonante para repetir o no la experiencia.
En cuanto a recomendaciones, fueron respuestas guiadas no tanto por la pasión, sino por el “coco”. Las conclusiones giraron en torno a: Ojito con saltarse alguno de los pasos durante el entrenamiento; la constancia juega un papel clave; el contar con la ayuda de un profesional es fundamental; o frases como: “Tu primer Ironman es como tu primer polvo”.
Expertos y sus confesiones
Con una media de 10 Ironman disputados o ¿por qué no decir más? la impensable cifra de 54. Confieso que no pensé hacerme con perfiles de esta envergadura, pero a la vista está de que los hay.
Quise saber si ellos se sienten un referente para el resto y algunos coincidieron en que sí. No se concebían como un ejemplo en cuanto a deportistas, pero sí en experiencia. ¿Y errores? Respuestas tan distanciadas como “nadie llega a esta distancia aprendido” o “estoy repitiendo mucho el ir poco entrenado”.
Una fina línea alimentada para una suma de kilómetros que parece que solo puede romperse cuando tambalea algo, y ese algo es el respeto.