El cambio de armario, esa tortura semestral de la que nadie escapa. Eso es así: aunque tengas en tu casa armarios a punta pala llega un momento en que ya no cabe nada. Ese día, mientras revuelves entre todas las camisas del ropero buscando “esa azul, la que tiene los detallitos en rojo en el cuello”, te das cuenta de que tienes un problema.

Como todo en esta vida, esto tiene su contrapartida en el universo del running. Habrá quien mire por encima del hombro a esa gente que necesita comprarse una camiseta o unos pantalones cada semana porque “no puede salir con algo que ya han visto”, pero sin saberlo meten cada semana en su casa una nueva prenda de vestir entre folletos y bricks de caldo. Hemos hablado ya de las camisetas, pero no hemos dicho qué hacer con ellas cuando hay muchas.

Lo más importante a la hora de encontrarle una solución a esto es asumir el hecho: tener muchas camisetas de correr puede ser un problema. No eres consciente de la cantidad de modelos que debes tener dentro del armario, y seguramente habrá alguna hasta camuflada entre la ropa de planchar, las cosas de los niños o los trastos de las mascotas.

Seguro que si te sientas con tu madre, ella le encontraría fácil respuesta a tu gran duda. Pero es que las camisetas de correr, por suerte o por desgracia, no valen para trapos. Si fueran de algodón como antaño todavía, pero nos hemos empeñado en apostar por tejidos que repelen tantas cosas que seguro que no cogen ni el polvo.

Tener que deshacerse de cualquier cosa siempre es difícil; decirle adiós a tus camisetas de correr no debería serlo tanto. Probablemente haya alguna que no te la hayas puesto o la tengas en el fondo del armario por la razón que fuera: que te haga rozaduras o no te guste el corte pueden ser algunas, pero todos sabemos que si no te la pones es porque en el fondo no te pega con nada.

Además, siempre está esa camiseta técnica de lana, que no sabes por qué se ha encogido. Si a ti siempre te ha entrado la M, cada vez que sales a pegarte atracones con los colegas lo comentas.

Tu ropa de correr tiene una segunda vida, y mucho mejor de la que tú le puedas dar arrastrándola durante miles de kilómetros. No son pocas las ONG que se acercan a las carreras para recoger todas esas camisetas o zapatillas que ya no usas y así acercarla a quien más la necesita.

Puede que esa camiseta de manga larga que te regalaron en un trail del que ya no te acuerdas marque una diferencia para alguien que no puede acceder a ella. Seguro que notas que la amortiguación de tu zapatilla ya empieza a decirte adiós, pero ten por seguro que sus suelas pueden aguantar aún muchos más kilómetros en los pies de gente que vive en la calle.

Proyectos como “Sabatilles Solidaries” (con el que los catalanes de Corredors.Cat colaboran con personas en situación de emergencia social) o Runners For Ethiopia (que cada año viaja hasta la cuna de algunos de los mejores fondistas del planeta para ver donde entrenan y ayudarles con material donado por cientos de atletas) te pueden ayudar a convertir tu problema en una solución para mucha gente. Lo que le sobra a alguien puede ser, a la vez, el más preciado tesoro para otro.