Tendemos a hacerles caso por cuestiones estéticas cuando lo cierto es que un juanete es mucho más que eso, se trata de una deformación ósea del pie, una desviación del metatarsiano que va a influir de forma directa en el rendimiento deportivo.

“El rendimiento va a menguar bastante, por mucha protección o silicona que pongamos si hacemos running hay que hacer un estudio de la pisada, ver cómo se pisa, ver el talón, si se es pronador, supinador, e intentar estabilizar la pisada con una plantilla”, así de contundente se muestra el Dr. Pedro Villalba García, podólogo de Clínica Virgen del Espino.

Los juanetes son protuberancias que se forman alrededor del dedo que pueden producir muchas molestias y dolor con las consiguientes e indeseables consecuencias en la práctica de deporte.

Un ejemplo de pies con juanetes

La hinchazón en la articulación así como la sobreexposición del juanete en sí dificultará la marcha o carrera del deportista, sin que sea el ejercicio físico una causa directa en su aparición pues, como el especialista especifica, “el deporte no influye pero sí inhabilita para hacer ciertos deportes porque provoca una alteración de la huella y de la marcha, de la pisada en la carrera, pues va a rozar y va a hacer que no rindas lo suficiente”.

Habitualmente se da por factores genéticos o por factores adquiridos por el uso de zapatos estrechos o tacón alto, por eso la proporción de mujeres con juanetes es mayor que en hombres.

En cualquiera de los dos casos los mayores problemas son las consecuencias que pueden derivarse de forzar un pie con semejante deformidad, no hay que olvidar que el pie nos mantiene, es el cimiento del edificio que sería nuestro cuerpo, recuerda el Dr. Villalba, y si nos molesta y seguimos corriendo “el primer afectado será el tobillo por no pisar correctamente, provocará que tengamos una pisada hacia fuera o dentro y como consecuencia la rodilla  se verá también afectada y con ella la cadera”.

El podólogo anuncia una serie de dolores en cadena que pasan por las lumbares y espalda hasta llegar a las cervicales. A veces en una deformidad del pie se esconde la causa de otros problemas.

Por ello es aconsejable evitar los deportes que supongan un impacto para el pie y decantarse por otros más pasivos o la natación donde el pie no siente presión alguna.

Pero… ¿se pueden evitar?, todo dependerá de los factores que lo hayan provocado, por motivos genéticos es complicado, si son por factores adquiridos “hay que usar calzado ancho, de pala ancha, con un tacón de tres o cuatro centímetros, que no sea de punta y usar plantilla para que el ángulo de la prominencia que es lo que se clava roce menos y podamos retenerla” aconseja el médico.

La zapatilla deportiva puede ser una buena aliada siempre que tampoco abusemos, pues puede ensanchar el pie con su uso continuado. En caso de que el juanete sea una realidad siempre existe la posibilidad de entrar en quirófano, aunque solo se recomienda en casos en los que supongan un dolor real.

“Cuando el juanete duele mucho hay que operar porque repercute en otros órganos, aunque por estética no se debe hacer nunca porque acabaremos por tener que volver a operar porque solo se elimina la parte prominente, sin estabilizar el pie entero”, recomienda el profesional.

Sí por necesidad y no por estética, un juanete es más que un defecto físico y como tal hay que tratarlo.