“Vamos, Paco, artista”.

Son las cuatro de la tarde. Es el kilómetro 56 de una de esas pruebas a medio camino entre marcha por la supervivencia y catálogo de figuras de acción. Y esa tarde, donde arrea el primer calor de mayo, Francisco Contreras, Paco de Cártama, Málaga, ha decidido participar una vez más. Es una costumbre adquirida en los últimos años 90 y que, con el boom de las pruebas de larguísima distancia, asentó hasta el punto de ser hoy un icono.

Paco lleva en sus manos nudosas unos bocadillos de pan de molde. Le faltan dientes. Muchos. A sus casi ochenta años, la cuestión de los dientes no importa. Son las piernas las que le han llevado en mitad del pelotón hasta ese avituallamiento. Y a qué ritmo. Llevamos casi nueve horas de carrera y se está cepillando a tipos cuarenta años más jóvenes.

Volveremos a verle a la llegada de la noche. También en meta. Los cien kilómetros largos han discurrido a un ritmo un poco más lento que el inicial. Es lo normal para alguien de jóvenes piernas pero es extraordinario en este caso de longevidad deportiva.

No importan los kilómetros. Francisco Contreras ha terminado pruebas de cien kilómetros sin llevarlas por cuenta. En los primeros años de la locura de internet empezó a hablarse de él en el entorno de las carreras de Ronda, Jarapalos, y las primeras expediciones españolas al Ultra Trail del Mont Blanc pronto vieron a Paco enrolado en ellas. Se convirtió en el estandarte de un grupo de corredores de larguísimas distancias asentado en Andalucía.

El señor Contreras se deja querer y no pone una mala cara a una invitación. En las duras montañas de la Cerdanya o los collados de Euskadi todos se han quedado con la boca abierta al ver pasar a un tipo con camisa de vestir, pantalones largos cómodos y una mochila de trail. Senda arriba o senda abajo.

Sin mediar secretos salvo el de apretar esos dedos fuertes a los bastones. Manos trabajadas en el campo, la construcción y lo textil, hasta su prejubilación. Es poco más que una historia de cualquier jubilado español al que le gustaba demasiado correr por el campo.

Y es que, al fin y al cabo, esto de correr va de echar un pie y luego otro. Existen mil adagios a los que se podría aplicar el ejemplo de este malagueño al que cuesta arrancarle las primeras palabras.

Lo de “sal como un viejo y termina como un joven” no es filosofía barata. Es el principio de la economía de carrera que Super Paco aplica en cada evento. No en tantos como antes, pero sí muchos más en los cada día más frecuentes encuentros y charlas a las que es invitado.

No le deis por acabado ni os dé pena su postura encorvada y las evidentes marcas de la edad. Os puedo decir que para llegar a la meta en Ronda en dieciocho horas hay que hacer mucho más que caminar solamente. Paco Contreras padre corre. Corre monte arriba y monte abajo. Corre más que tú y más que yo. Las serranías de Málaga son testigo.

Su historia inspira y motiva. También debería enseñar sobre la sencillez de todo este mundo del running.